sábado, 26 de mayo de 2018

OLVIDOS


                    
             La calma del encinar
             OLVIDOS

              
                                    Tomás Martín Tamayo
                                          tomasmartintamayo@gmail.com
                                          Blog Cuentos del Día a Día  



Esta noche se clausura la Feria del Libro de Badajoz, que inauguré yo mismo hace 37 años. Fue, creo, la primera en Extremadura. Cáceres, Trujillo, Plasencia, Almendralejo, Vva. de la Serena, Don Benito, Zafra, Mérida… ya son muchos los municipios que organizan el feliz encuentro entre autores y lectores, aunque en casi todas se echa en falta el protagonismo de los escritores extremeños, relegados a meros comparsas. Recuerdo que en aquella primera ocasión tuvimos que alquilar unas destartaladas casetas metálicas y que parte de los libreros se “amotinaron” contra mí porque, al carecer de presupuesto en la consejería de Cultura, no tuvimos más remedio que prorratear a la baja el importe entre ellos, aun contando con una generosa aportación de la Caja de Badajoz.

 Quince expositores, doce presentaciones y una conferencia diaria en el Paseo de San Francisco, al aire libre, sin más vallas que la voz del conferenciante. Pedro de Lorenzo dio el pistoletazo de salida y acabó su intervención con un niño sentado en sus rodillas. Después confesó que había sido la intervención más difícil de su vida. Visto el panorama, entre niños jugando, gente de paso o tomándose unas cañas en los kioscos, Pepe Hierro, que era el segundo conferenciante, dio gracias al cielo por la lluvia que cayó y que nos obligó a suspender su intervención. “Bendita lluvia”, dijo el poeta.



Nada que ver entre lo que hicimos y lo que hoy se hace, comenzando porque la organización ha pasado de la consejería de Cultura al ayuntamiento de Badajoz, que la dota de presupuesto y personal, dándole un carácter profesional, de ámbito nacional y trayendo a los autores más reclamados del momento, sin faltar a la cita la aureola del Premio Planeta, el mayor bluf literario de las letras españolas, porque casi se da previo encargo. El mismo Pedro de Lorenzo, el autor extremeño más solicitado del momento, fue finalista en 1974 con “Gran Café”, escrita para la ocasión.

El pregonero de esta edición en Badajoz ha sido Agustín Muñoz Sanz, que en la caseta de presentaciones y bajo una lluvia que dificultaba la audición, hizo un amplio recorrido por la literatura, el libro, los autores, citas y anécdotas. Compartió micrófono con el alcalde y la concejala de Cultura y, curioso, los tres coincidieron en Borges y en el olvido de los autores extremeños, que en esta ocasión, ay, no entraron ni como argamasa. ¿Extremadura no tuvo ni tiene poetas, ensayistas, dramaturgos, novelistas…? Un olvido que es casi norma en los actos culturales que se organizan. “Se me olvidaron dos pases importantes”, dijo Tomás Campuzano tras una faena memorable en La Maestranza.

 Entretenido y siempre didáctico, Agustín Muñoz Sanz respeta a la audiencia y no improvisa, no escatima tiempo ni esfuerzos. Un pregonero de lujo, que domina la escena, la voz y la palabra, pero lo mejor es leerlo. Yo recomiendo cualquiera de sus obras, la más cercana “Los galgos del papa”,  pero creo que alcanzó un punto difícil de superar en “Aunque los empeños sean soberanos”, con Guadalupe como lugar de encuentro.

Después de tantas citas, tal vez sería conveniente revisar los propósitos  para dotar a las ferias del libro que se celebran en Extremadura de un contenido más ambicioso, aun en detrimento del relumbrón. Ya están asentadas, son cita obligatoria y ahora es posible girar los focos hacia nuestros autores de ayer y de hoy, para evitar la misma penuria a los de mañana. Tomarnos en serio, vamos.


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sábado, 19 de mayo de 2018

DE CAGANER A CAGANER


             La calma del encinar
            DE CAGANER A CAGANER
              
                                    Tomás Martín Tamayo
                                          tomasmartintamayo@gmail.com
                                          Blog Cuentos del Día a Día           


Rajoy está en plena crisis de parpadeos incontrolados, uiss, uisss, uissss, que nadie le moleste. Acaba de conocer el ideario separatista de un tal Quim Torra, elegido directamente por Puigdemont para que le añoremos, porque “otro vendrá que bueno te hará”, y aún no ha digerido el sopapo. Asentado en la duda, hasta la extenuación, estos juegos imaginativos del fugitivo le producen apretones de urgencia y lo confunden. Como la noche al Dinio.

 ¿Mantener el 155 con un energúmeno, investido como “molt honorable”,  que dice que “los españoles son carroñeros, víboras, hienas con una tara en el ADN…? Creo que sería un error estratégico, de parvulario, porque el designado es la mejor arma contra el separatismo. A mí me ha hecho gracia y si de verdad cree lo que dice puedo llegar a la carcajada. Yo le pondría altavoces y reeditaría sus ocurrencias en todos los idiomas de la Unión Europea, porque ese sería nuestro mejor embajador y la manera más eficaz de señalar a los propios catalanes el barril de pólvora sobre el que están sentados. Queda claro que si Puigdemont quiere poco a España, aún quiere menos a Cataluña, pero para mí mientras más “Quintorra”, mejor. ¡Viva “Quintorra”!

Ellos confían en la ira colectiva contra estas sandeces y, amparados en la displicencia con que nos miran en la EU, no bajarán de la tontuna ni con aceite hirviendo. No agradecen que Rajoy aplicara un 155 con vaselina, les dejara la TV3 a su servicio, ratificara a la mayoría de los altos cargos, soltara a Montoro para que le hiciera una peineta al juez Llarena, nombrara mayor de los mossos a otro que tal  y no recurriera ante el Constitucional por el trágala del voto delegado de los fugados. No aceptan ninguno de sus gestos y encima, ahora, le ponen a un “Quintorra”, que suena a vino peleón y  que dice que él está allí para guardarle el asiento al otro... Vamos,  como si cuando entró la Pantoja en la cárcel, los conciertos los hubiera dado Paquirrín.

Visto lo visto, Puigdemont dirige el  PDdC,  JuntsXCat, ERC y la CUP juntando en un extraño cóctel el pujolismo derechoide, ratero y burgués, con  republicanos, antisistema, anticapitalistas, anarquistas, la extrema izquierda… Un espeté de cartílagos, leche, sal, vinagre, ricino y un pellizco generoso de lo del “caganer”. Y ahora, en la cocina,  un borrico secundario, especialista en algaradas y coces, ventosidades y eructos. De caganer a caganer, mucho mejor este “Quintorra” que el huido.

¿Y Cataluña? En los planes del nuevo “honorable” no está descender a minucias y los problemas de los catalanes que lo resuelvan los catalanes, que él con servir de alfombra ya tiene bastante. Lo suyo es el lío, la confrontación, el “guerracivilismo”, el alboroto callejero…y si lo tomamos en serio ya tienen más argumentos en Alemania, Bélgica, Suiza, Escocia…

¿Y Europa? Hasta ahora mucho bla, bla, pero los prófugos siguen cachondeándose de España con el visto bueno de nuestros amigos europeos, que comenzarán a entender lo que se cuece  en España cuando el elegido se desperece. Antes desde Bélgica y ahora desde Alemania, Puigdemont escribe la ruta que ha de seguir el Gobierno español y amenaza con convocar elecciones en otoño, haciéndolas coincidir  con el juicio  contra los imputados separatistas, porque la confrontación y el victimismo son sus mejores armas, pero con el “Quintorra” se le ha ido la mano.

¿Y España? El Atlético de Madrid logró su tercera liga europea y el Real Madrid va a por su 12+1 copa de Europa. ¡Pupa!
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sábado, 12 de mayo de 2018

SIN PERDÓN


                    
             La calma del encinar
             SIN PERDÓN
  
                                         Tomás Martín Tamayo
                                                       tomasmartintamayo@gmail.com
                                                      Blog Cuentos del Día a Día


Ser independiente es una opción personal, que se toma en un momento determinado, aunque creo que los mayores defensores de la independencia somos los que no siempre hemos gozado de ella. No voy a caer en el lamento del monje que abandona el convento y oye a sus espaldas el portazo, pero nunca es tarde, ni temprano, para optar por la independencia personal, apartándote de todo gremio, asociación, club, pastoreo, redil, confesión… Es innegable, de Perogrullo, que situarte en una isla te deja aislado y desasistido del calor de la manada y si careces de “vecinos” no tienes a quien pedir perejil, pero tampoco tienes que darlo, porque al ponerte al margen y no aceptar colores, himnos y sabores, eliges a la soledad como compañera de viaje. Y, a veces, la soledad es dura y paga peaje. Un peaje permanente, porque no hay perdón para el que se atreve a pensar sin ataduras.

 Opinar con libertad, sin temor a que alguien mire de reojo, conlleva el riesgo de no contentar a nadie, porque nadie asume como suya tu opinión, nadie va a ser solidario con ella y nadie va a defender una causa que casi siempre resulta incómoda. Se sabe que la procesión va por barrios y que el independiente nunca es de nadie. “Nunca te fíes de la Guardia Civil, ni del que piensa”, proclama “El Cabrero” en un fandango. Si optas por la libertad renuncias a los beneficios del gremio y eso te deja a la intemperie. Es la indefensión, el peligro del soldado suelto, expuesto siempre a recibir la metralla de los ejércitos enfrentados. No esperes que nadie te tire una manta en caso de nevada, porque en los apriscos no existe lo que está al otro lado de la valla.

“¿Pero existe la independencia?”, me preguntaron en un instituto de Badajoz el jueves pasado. Creo que existe como ideal, pero siempre es relativa y tiene límites insalvables. Tener un criterio propio, huyendo de la contaminación y del dirigismo vertical, no significa que uno se levante al margen de sus raíces o que podamos renunciar a convicciones que mamamos con la leche materna. Una amiga dice que “la primer leche nunca se digiere” y puede que tenga razón, que ese primer calostro se enquista en nuestro estómago de por vida.

Los que carecen de independencia para ser libres o de libertad para ser independientes, son los más radicales porque muchos de ellos, casi todos, están atados por un interés que no siempre tiene que ver con las ideologías. Es su cruz. ¿Qué posibilidades tiene de manifestarse en libertad alguien que vive exclusivamente por su pertenencia a un clan? Su pensamiento puede ser libre, pero no puede ejercerlo porque vive de su “entrega” y del compromiso adquirido a cambio de la pitanza.

Me impresionó un recluso, de los mandones dentro de la prisión, que el día que lo ponían en libertad, después de doce años, me hizo una confesión para reflexionar: “Tengo miedo a la calle porque no la conozco. ¿Qué voy a cenar y dónde dormiré esta noche?”. Como él, muchos de los situados no conocen la calle ni saben cómo comer o dormir fuera del recinto, ese cordón de seguridad que los protege a cambio de la mansedumbre y el silencio. En el rebaño no hay saldo mental y la mayor rebeldía es balar “beeee”. Y pastar.





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lunes, 7 de mayo de 2018






CRÍTICA LITERARIA DEL PROFESOR ANTONIO SALGUERO CARVAJAL

(Badajoz, Carisma, 2006)

Cuentos en verde aceituna es un libro de relatos eróticos delicioso, porque es tal la delicadeza, finura, respeto y elegancia desarrollada por el autor de principio a fin del libro que en ningún momento resulta morboso y su lectura queda una placentera satisfacción emocional por haber disfrutado de unos relatos sabiamente elaborados.

Esto sucede porque el autor aborda con tono decidido una temática con la que pocos escritores se atreven pues, aunque se trata de un género narrativo aparentemente banal si se enfoca de un modo chabacano, convertirlo en literatura que no sonroje y resulte una lección de buen gusto (como es el caso de Cuentos en verde aceituna) necesita de un maestro de la narración corta como Martín Tamayo.

Así, en el ambiente erótico creado, el autor entiende que la pasión sexual ocupa una parte fundamental de la naturaleza del ser humano y que como tal se debe tratar de un modo abierto, sin falsa moral ni mojigatería. De ahí que nos encontremos con relatos deliciosamente sensuales: “Ante su insistencia abrí la boca y dejé entrar su lengua y nos perdimos en una exploración mutua. Perdí mi vergüenza inicial y sin dejar de besarla, acaricié sus pechos. Deslicé mis manos por sus piernas…” (23). En esta línea narrativa se incluyen otros relatos que son puras fantasías sexuales como el titulado “El compromiso”, donde la mujer aparece desinhibida, sin morbo, natural y disfrutando de su sexualidad hasta el punto de ser ella la que guía al hombre por los vericuetos de la sensualidad (“Me besó con sabiduría por todo el cuerpo […] otra vez me entregué y dejé hacer a aquella mujer maravillosa, que parecía conocerme mejor que yo mismo.”, 45) o “La saeta”, un relato, pura sexualidad, magistralmente engarzado con el ambiente solemne de una Semana Santa.

También podemos hallar en Cuentos en verde aceituna relatos sorprendentes como “El secuestro” por la impresión que causa la confusión final de los sicarios (“–¡Mi hijo, mamarrachos, me habéis traído a mi hijo!”, 30) o el cinismo del protagonista de “Feliz aniversario”, un putero a quien su mujer se la juega invitándolo a un sitio especial el día de su aniversario de bodas: el burdel que frecuenta asiduamente (“–¡Perpetua, te lo puedo explicar, esto no es lo que parece!”, 36).

Además hay relatos sarcásticos como “El indito de doña Asunción”, un indígena que tuvo que huir lejos de su ama porque no podía atender sus constantes requerimientos amorosos (“Doña Asunción una mala noche se puso enfermita y tuvo que quedarse con ella… Y otra, y otra y otra. Y bueno estaba con los arrebatos de las noches, pero es que últimamente también se ponía enfermita por las tardes y había días en los que hasta por las mañanas… […] Y corrió tanto que quedó atrás a las mismas sandalias de palmera”, 72) o “Verano de ayer”, en el que los deseos platónicos de un niño que despierta a la sexualidad son bruscamente cercenados por la realidad (93). O “La llamada” donde un cornudo contacta con un amigo para trasmitirle su desasosiego porque su mujer no ha llegado a casa y luego resulta que su mujer se entiende con el amigo (107)…

Otros relatos muestran la variedad de registros estilísticos que domina Martín Tamayo, pues también se pueden localizar relatos deliciosamente líricos como “El mar y el acantilado”, una inteligente personificación de la relación sensual entre ambos (“El acantilado se estremecía ante el canto armonioso de la mirada cercana [de la mar], sin atreverse a descifrar si lo que allí se insinuaba era una promesa, una oferta o un sueño”, 77) o “Retrato”, una extraordinaria descripción llena de sensualidad de una mujer  (“Tiene el torso, atlético, dos olas que no acaban de romper, ni alcanzar la playa. Dos esbozos en busca de caricias, sedientos y necesitados”, 97). O “Fugaz”, cuyo contenido es la magnífica descripción de un orgasmo con una alta dosis de sensualidad y lirismo (“Luego una respiración profunda, de estertor. Un estremecimiento volcánico…Todo su cuerpo se colma de paz. […]. Hay armonía en todo su ser”, 107). En estos relatos, además, Martín Tamayo muestra una de sus grandes cualidades de narrador de cuentos: su capacidad de síntesis pues, en los últimos citados, reduce al máximo su expresión utilizando una técnica poética con la que sugiere más que dice, intentando que actúe la imaginación del lector.

Otros relatos son emocionantes como “La despedida” (“La carta escapó como una gaviota entre sus manos y se refugió, como el sobre, en la espuma blanca. Otro golpe de viento y el hombre cayó tras la carta, tras la sentencia escrita en el papel, como un muñeco roto”, 101).

Los hay también patéticos como “A buena hora”, en el que el protagonista, cuando consigue a una mujer que desea, tiene un gatillazo (“Y ahora, ahora precisamente, cuando se perdía al volver la esquina, el penoso asunto, la chincheta, el botón de sotana, el negrillo, inició su desperezo, como si acabara de despertarse de un sueño placentero. […] Me metí en la ducha y lo castigué durante diez minutos con agua fría. A Lucía no he vuelto a verla”, 115). O “Estrategia fallida”, donde el personaje principal concibe un plan para quedar bien ante una mujer que desea saliendo él reforzado, pero los compinches hacen lo contrario (“Los tipos no cumplieron su parte y pese a que yo les había pagado generosamente por prestarse al enredo, se emplearon a fondo conmigo. Me dieron una descomunal paliza […] A ella la violaron tres veces”, 125).

Y no podía faltar una muestra de la crueldad humana como se cuenta en el relato titulado “Paso de frontera” por la depravación moral que muestran unos soldados y su mando con personas indefensas (“–¿Las enterramos, sargento? ¡Todavía están calientes y de buen ver!”, 42).

En fin, estos relatos, además, llaman la atención (no olvidemos la profesión docente del autor) como los cuentos de El conde Lucanor, pues cumplen una función didáctica con un doble mensaje: Uno que reconoce a toda persona el derecho de experimentar y disfrutar del placer sexual, medio por el que más amor directo se recibe, pues nunca en otra circunstancia somos receptores de caricias, mimos y deseos como en la relación sexual y sus prolegómenos. Y otro que advierte que enfocar mal este tema puede dar lugar a situaciones embarazosas o lamentables para las víctimas.

asalgueroc
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    sábado, 5 de mayo de 2018

    LLEGAR TARDE



                       La calma del encinar 
                       LLEGAR TARDE

                                           Tomás Martín Tamayo
                                           tomasmartintamayo@gmail.com
                                           Blog Cuentos del Día a Día

    Rajoy es como Conchita, una comadrona famosa en Badajoz porque llegaba tarde a los partos. “Es porque no me gusta molestar”, decía a modo de justificación. Ella dejaba que la naturaleza resolviera sus problemas, convencida de que el parto que llegara torcido se enderezaría solo y si no se enderezaba pues “no estaría de Dios”, que la resignación cristiana tiene mucho recorrido. Eso sí, estaba siempre a la hora de lavar a la criatura y llevársela a su madre, peinada y perfumada, para que esta visualizara su presencia y diligencia.

    La pereza o pasividad de Rajoy es “un problema singular”, como podría decir el ministro de Justicia. Él cree que los problemas se resuelven solos, lo que tal vez sería bueno para un eremita dedicado a la oración y al sacrificio, pero fatal para quien luce en sus tarjetones la leyenda de “Presidente del Gobierno”, obligado a tomar decisiones, resolver problemas y anticiparse a los conflictos. Lo suyo es llegar  siempre tarde, mirar, ponerse de perfil y dejar, como Conchita, que la naturaleza o el óxido resuelvan.  Su incapacidad para tomar decisiones   no se corrige, pero se contagia hasta el punto de que tenemos un Gobierno dedicado al maquillaje de la criatura, pero incapaz de resolver ningún problema del parto.

    Rajoy mira y parpadea, poniendo cara del que se ha tragado el palo de una fregona, pero como es indolente y relativista, impone  en el Gobierno, y en el partido, la velocidad punta del oso perezoso, en medio de la competitividad supersónica. A él nada le afecta, no se ve concernido por ningún acontecimiento y, para no complicarse la vida, se encoge de hombros y justifica corrupciones e irregularidades que le obligarían a tomar decisiones, sacándolo de su sesteo permanente. Bendijo, besucón, el “mastericidio” de Cristina Cifuentes, como antes lo había hecho con todos los casos de corrupción que están lastrando al partido, contaminando incluso a los que nada tienen que ver con prácticas corruptas.
     
     A Rajoy todo le sorprende, le sobrepasa y le puede, pero sigue siendo el timonel del Partido Popular y, lo que es más grave, el guía de un Gobierno timorato, incapaz y desperdigado. El electorado, que pasará al Partido Popular una minuta muy alta, tiene que esperar hasta las elecciones, pero ¿cómo es posible que en el PP no tengan capacidad para atajar un mal como Rajoy, convertido en picudo de palmera, que lo llevará a la ruina con la misma certeza que Zapatero arruinó al PSOE? Está comprobado que en los grandes partidos, con sus prebendas y verticalismo cegato, hay más rebaño que militancia activa y efectiva. Hasta el papa Francisco tiene más contestación en la Iglesia que los líderes de los partidos en la militancia. Rajoy no está, PP chitón en boca, Gobierno ni mu.

    Y cuando se mueven, peor. Montoro ayudando a los separatistas... La ministra de Trabajo tiene tal capacidad de convocatoria que, con una carta, logró sacar del letargo a diez millones de pensionistas, que esperan para darle el oportuno acuse de recibo, pero la doña, que parece gemela de Millán de “Martes y trece”, sin gracia,  sigue de ministra. ¿Y el ministro de Justicia, con declaraciones desquiciadas, propias de alguien que tiene “un problema singular”?. Deberían estar cesados pero la decisión es de Rajoy y eso lo obligaría a tomar decisiones. ¡Imposible, qué pereza, mejor dejar que se cesen solos! O no.