sábado, 27 de enero de 2018

ME GUSTAS CUANDO CALLAS

                 La calma del encinar
                 ME GUSTAS CUANDO CALLAS

                                        Tomás Martín Tamayo
                                           tomasmartintamayo@gmail.com
                                           Blog Cuentos del Día a Día

Me gustan los jueces “cuando callan porque están como ausentes”, los que instruyen o juzgan huyendo del estrellato y no se pierden en piruetas impropias. Por todo lo contrario me resultaba detestable la fanfarria permanente de un juez como Garzón, que buscaba, por encima de todo, presencia mediática, pretendiendo ser el más listo del patio. Ahora, el juez Llarena, que investiga en el Supremo la causa de los implicados en el pretendido secesionismo catalán, creo que se ha metido en el mismo túnel de las luminarias, buscando también el perfil del listo entre los listos.

En la lectura de sus argumentaciones para no emitir la euroorden de extradición de Puigdemont, que le pedía la Fiscalía, he visto un sesgo de estrategia política que me ha dejado confuso. Si los jueces caen en diseños extrajurídicos y se adentran en vericuetos políticos, nos lo ponen muy difícil a los que sostenemos que en este asunto hay gente que se ha reído de todo y que lo de “presos políticos” es una falacia.

Sus razonamientos dan razones a los que arguyen que en todo esto del llamado “procés” hay un fondo más político que jurídico, al detenerse  en la eficacia de las argucias, para no caer en la presunta trampa de Puigdemont, facilitando su detención en Copenhague. Algo tan poco sostenible para un razonamiento jurídico como “si Puigdemont quiere que lo detenga, me está dando razones para no detenerlo”. Creo que eso, aun pudiendo ser cierto, es un juicio de valor y no son esos los juicios que esperamos de los jueces.

El juez Llarena podía haber negado la orden de extradición sin meterse en esos patatales, pero parece que ha querido explicar hasta sus más ocultos pensamientos, incluida su capacidad de anticipación para dejarnos claro su superior inteligencia. ¿Cómo estratega político? Pues él solo se pone en el disparadero y si juega al fútbol, que no se enfade si le llaman futbolista. Pero de los que se meten goles en su propia puerta, que eso fue lo que hizo con su “explicatio non petita”.

 ¿Tiene que ser Llarena el que se encargue de impedir que Puigdemont pueda delegar su voto, como han hecho otros reclusos desde Estremera y Soto del Real, abriendo así la posibilidad de ser investido presidente? La cuestión no es menor, porque si puede votar,  puede ser votado. Posiblemente esa era la intención del huido, pero el juez podía haberse ahorrado tantas explicaciones para argumentar su negativa.

Ya se metió en una parcela ajena a su competencia, apuntando la posibilidad de delegación de voto para los encarcelados, a los que negó el voto presencial. Así desarmó el criterio de los juristas del Parlament, de la propia Abogacía del Estado y del Gobierno, que había anunciado  recurso al Constitucional si eso se producía. Entre los supuestos que contempla el Estatut para la delegación de voto, no entra el de reclusión, pero bueno... Digamos que, contra lo establecido en la norma, el juez sugirió una interpretación doctrinal diferente, más laxa y acomodaticia, aunque es verdad que lo dejó en manos de la Mesa del Parlament, con mayoría independentista.

Retirar la euroorden de extradición para poder juzgar a Puigdemont por los mismos supuestos que a los demás, puede resultar equitativo para no darle ventaja a los huidos, pero adentrarse en estas argucias de estrategia política, creo que no le corresponde a un juez. Recordemos que la mujer del César, además de ser honesta tiene que parecerlo.









sábado, 20 de enero de 2018

EL CASO DE JUANA RIVAS

                               La calma del encinar
                               EL CASO DE JUANA RIVAS

                                          Tomás Martín Tamayo
                                          tomasmartintamayo@gmail.com
                                          Blog Cuentos del Día a Día

Suele confundirse petición fiscal con sentencia judicial y cunde el pánico cada vez que un fiscal solicita una pena que en la calle se considera excesiva o al revés. Se olvida que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar y que en contadas ocasiones coinciden petición fiscal y sentencia judicial. La Fiscalía de Granada solicita 5 años de prisión para Juana Rivas, la nueva “madre coraje” y heroína de las redes, jaleada hasta el ridículo por el “cantamañanismo” galopante. ¡Rajémonos las vestiduras, que bien parece que en cada uno de nosotros habita un genio de la jurisprudencia!

 La buena señora, supongo que con el dudoso atenuante de la ignorancia, estuvo un mes desaparecida, reteniendo a sus dos hijos, menores de edad, para burlar una orden judicial que la obligaba a entregárselos al padre. ¿De verdad se pensaba que eso no iba a tener consecuencias? Sin haber sentencia, solo por la petición fiscal, el clamor popular es de indignación total porque ¿cómo puede solicitarse cárcel para una mujer que ha sufrido violencia de género? Otra vez lo de las churras y las merinas.

 Ser una víctima de la violencia de género no exime del cumplimiento de ninguna ley y por mucho mal trato que haya sufrido Juana Rivas, tiene que cumplir, como todos los demás,  las decisiones judiciales. Son asuntos completamente diferentes, pero Juana, en mala hora, se vio arropada con el “Yo también soy Juana” de las redes y debió creer que eso era una especie de licencia para saltarse a la torera la orden de un juez, ratificada por la Audiencia Provincial de Granada.

No creo que finalmente sea condenada a cinco años, ni que acabe en la cárcel, pero alguna consecuencia tendrá haber estado un mes burlando un mandamiento judicial, aunque la culpa habría que repartirla entre muchos, incluido el presidente del Gobierno -¡otro bienqueda!- que también quiso rentabilizar políticamente la situación de Juana Rivas: “Hay que ponerse en el lugar de esta madre”... ¡Pues que se ponga ahora! Detrás de él, el aluvión de marisabidillas que casi se tatúan el “Yo también soy Juana”.

En este caso han participado muchas organizaciones y colectivos feministas, arropando fatuamente a Juana, que ahora se ve en el dilema de afrontar en solitario una decisión, la de huir, que fue muy colectiva. Todos los que chupaban cámara arropándola, deberían saber que ser víctima de violencia de género y rebelde con una resolución judicial, son cosas bien diferentes. Que es víctima de violencia de género está demostrado en una sentencia contra su ex marido, pero aun admitida esta evidencia, ella ha desoído resoluciones judiciales que la obligaban a devolver los niños al padre.

Durante un mes estuvieron jaleándola, animándola a seguir en su rebeldía, ofreciéndole refugios apartados para que no la pudieran localizar y montando incluso tinglados de firmas para reclamar no sé bien qué ni a quién. ¿Y ahora? Ahora toca  cuestionar el buen juicio del fiscal, olvidando que Juana Rivas estuvo, desde el principio,  mal asesorada por gente que no son ni abogados y que ahora están investigados por un delito de desobediencia.

Podemos entender que Juana Rivas no quisiera entregar sus hijos a su ex marido, pero estamos bajo el imperio de la Ley y casos como el suyo los hay a millares. Solo faltaba que se esculpiera en piedra que las sentencias judiciales se anulan corriendo o escondiéndose.


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sábado, 13 de enero de 2018

                    La calma del encinar
                    TOMATERA MENTAL

                                        Tomás Martín Tamayo
                                       tomasmartintamayo@gmail.com
                                       Blog Cuentos del Día a Día


En Cataluña hay diez mil presos de los setenta mil del conjunto de España, pero el Gobierno catalán lo ignoraba hasta el punto de que para ellos, Junqueras, Forn y los jordis son los únicos presos que han pasado las navidades en la cárcel. Hasta ese punto estaban y están desconectados de la realidad. Los exconsejeros Jordi Turull y Josep Rull, puestos en libertad por el juez del Tribunal Supremo, han visitado a sus compañeros en las cárceles de Estremera y Soto del Real y, tiernos ellos, se han estremecido de la “dura Navidad” que han pasado, tildando de “crueldad extraordinaria”  haber privado a Oriol Junqueras de disfrutar con sus hijos pequeños el día de Reyes. ¿Y los otros setenta mil presos? Esos no existen o todos ellos, sin excepción, fueron puestos en libertad para disfrutar con sus hijos en la cabalgata de Reyes.

Es verdad, la cárcel existe y es dura, pero todavía no se ha inventado una alternativa más eficaz para aislar a los delincuentes y evitar que sigan delinquiendo. Al paso, los dos visitantes han aprovechado para arremeter contra el juez que los mantiene en esa situación, que es el mismo que los dejó en libertad a ellos. ¿Acertó con ellos y erró con los otros? Dura lex sed lex. Un juez no discrimina de forma caprichosa y, ya lo he escrito en otras ocasiones, una vez dentro de la prisión, todos los presos tienen el mismo suelo, el mismo techo y el mismo rancho, se apelliden Abuín o Junqueras, sin que se entienda que yo los comparo. Hay más delitos que colores. El Código Penal señala muchos tipos pero, con todas las diferencias que se quieran establecer entre delincuentes, al final todos los que delinquen lo son. Y parece sensato aceptar que el juez acierta cuando pone en libertad a unos y deja en la cárcel a otros.

Ahora pretenden los secesionistas catalanes dar una nueva vuelta de tuerca a la legalidad, ajustándola, como ayer, a sus intereses y al margen de leyes, códigos y reglamentos. A esa realidad paralela que mantienen, en mi pueblo la llamamos “tomatera mental”. La propia ERC de Junqueras se debate en la duda de si Puigdemont puede ser investido presidente por vía telemática desde Bruselas, con lo que  demuestran  que la reflexión ha sido mínima y que siguen en la pretensión de echar pulsos al Estado. Parece que la Sala de lo Penal del Supremo tuvo capacidad de anticipación al mantener preso a Junqueras, por el evidente peligro que supone su puesta en libertad. El beatífico, con todas sus santiguallas, no engañó a los jueces.

También queda claro el sentido de la democracia y de la Justicia que tiene el fugitivo Puigdemont,  creyendo que los cargos institucionales están por encima del resto de los mortales  y que sus presuntos delitos quedarán en nada si es investido presidente. Pretende que lo elijan, omitiendo incluso el debate de investidura, para una vez investido y con los entorchados de molt honorable president, volver a España desafiando a todo el sistema y propiciando incluso una revuelta con los cafres envenenados desde la infancia. El otrora instigador Artur Mas ya ha aprendido.  Que vuelva Puigdemont  y que vaya despidiéndose de la ópera, los hoteles de cinco estrellas, palacetes, buenos restaurantes y de la placidez de sus paseítos por Bruselas. Lo que le espera en España lo dirán los jueces. Yo solo me lo imagino.



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sábado, 6 de enero de 2018

BIEN EMPEZAMOS

                            La calma del encinar
                            BIEN EMPEZAMOS

                                    Tomás Martín Tamayo
                                    tomasmartintamayo@gmail.com
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El  atuendo de la Pedroche en Noche Vieja lleva camino de convertirse en un clásico, como la presencia de Ramón García o el concierto de Raphael, pero su vigencia será menor porque el de Linares y el otro están en salmuera y llevan una década acartonados, pero la gansada de la Pedroche, con el único aderezo de enseñar más y más cada año, solo podrá resolverse poniéndole la ropa que ahora le han quitado, hasta acabar enfundándola en un original abrigo de las SS, guantes, gafas oscuras, cuello subido y casco con visera sombreándole la cara. Lo malo de la carne de circo es que tiene fecha de caducidad.

 Media España pendiente del palmito de una joven que, enseñando mucho de lo mucho que tiene, enseña menos de lo que puede verse en cualquier playa, pero, una vez más y con la complacencia general, la mujer florero, la mujer mercancía, la mujer como oscuro objeto del deseo, la mujer escaparate está servida, sin que el feminismo galopante haya puesto objeción alguna a semejante utilización. ¿Hay que vestir a las modelos que anuncian coches porque eso es casquería machuna y desvestir a la Pedroche dando la campanada durante las campanadas? ¡Ah, que es cuestión de audiencia, share o algo parecido! 

¿Ofrece la Pedroche algo más que morbo y carne? Ya, ya sé que ofrece simpatía, una sonrisa dulce, ingenuidad...  ¡Por eso la sacan, no seamos mal pensados! Lo de enseñar palmito es solo una exigencia marginal del guion, algo que no aporta nada porque lo que España quiere ver es su sonrisa, disfrutar de su gracia y dominio del verbo. ¡Bueno está -que diría Jaime Álvarez Buiza-, pero donde la cochina tuerce el rabo es en el después!

Después del seudo striptease, está el análisis concienzudo y pormenorizado de expertos en la materia, diseccionando cada centímetro de piel y bordado, con cien reposiciones del momento cumbre, en el que Chicote se atora ante el paisaje. El historial del modelito, en el que han empleado un año de ingenio, porque “el parto comenzó a gestarse en enero del año pasado”. Cómo se quita, cómo se abrocha y lo “ponible” que es combinándolo con otros trapitos. ¿Y eso es todo? No, hasta aquí ha sido agradable. En el paquete también entra el maromo de la Pedroche, el cocinero David Muñoz, luciendo en carne propia – ¡qué gracioso, chacho!-  el modelo del año anterior de su maroma… ¡La repera, es que me parto, me desternillo como no lo hice ni con las empanadillas de Martes y Trece! Adiós Tip y Coll, Gila, Faemino y Cansado, Chiquito, Harlen, Eugenio… ¡Ha llegado David Muñoz!

La Pedroche está contenta, feliz y sorprendida “de lo güeno que está su David” y asegura que tiene ideas nuevas, pero cuando le falte “el ingenio”, ahí seguirán Raphael y su “ropoponpon”, Jordi Hurtado, que sabe y gana, la capa de Ramonchu, el concierto de Navidad y la competición de saltos de esquí. ¡Lástima que hayan desaparecido el calvo de la lotería, las zapatillas de Carmen Sevilla, la tetona de “Busco a Jacks” y el arqueo de espaldas de la Obregón! ¿Nadie ha pensado en las reposiciones?

Para sorprendernos, ya debe estar reunido el equipo de estrategas y diseñadores, porque el próximo 31-D piensa sacar a la Pedroche medio desnuda, con transparencias y bordados estratégicamente situados. Todo nuevo, un derroche de originalidad.

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