La calma del encinar
ORGULLO GAY
Tomás Martín Tamayo
Blog Cuentos del Día a Día
La respuesta a la represión suele ser la algarabía, el
exceso y la excentricidad. A veces también la ira. Así podemos entender que
homosexuales, lesbianas y demás estaciones de diversidad sexual, muestren
euforia festiva para celebrar su condición, como si la misma fuera un hecho
extraordinario, de los que rompen esquemas, desalambran y abren fronteras. Se
sienten orgullosos por ser gais, como si los demás nos avergonzáramos de
nuestra condición de heterosexuales. Oyendo a algunos/as, parece que la
homosexualidad la han inventado ellos. Después de la tempestad llegará la calma
y cuando ser homosexual no sea un signo diferenciador, cesarán estas
manifestaciones que en algunos aspectos chirrían.
Me parece normal que, todavía, el desfogue estridente siga
siendo como un grito de guerra para ellos, porque durante siglos, con
paréntesis muy cortos, han estado perseguidos, señalados, marginados,
encarcelados y sufriendo otras medidas más injustas e infamantes, porque hay
países donde, todavía, la homosexualidad
se paga con la horca. En España la homosexualidad no estaba penada por la Ley,
pero al homosexual, al menor parpadeo, se le aplicaba la “ley de peligrosidad
social”, que era una especie de cajón de sastre, donde cabía cualquier conducta
que se considerara atípica o contra las “buenas costumbres”, dejando ese juicio
al criterio del censor de turno, porque entre los homosexuales también había
clases y los que pertenecían a estatus sociales altos, parece que eran menos
homosexuales que los del arrabal.
No hablo de memoria, he tenido alumnos en la prisión de
Badajoz cuyas penas estaban envueltas en la justificación de delitos menores,
pero la causa real era su inclinación sexual. ¿Se curaban, modificaban su
tendencia después de unos años de cárcel? La pregunta es tan retórica como
estúpida, lo sé. Los centros penitenciarios de Badajoz y Huelva, supuestamente,
estaban “acondicionados” para el tratamiento de homosexuales, aunque jamás supe
en qué consistía el “acondicionamiento”, ni cuales eras las pautas a seguir
para el “tratamiento”, aunque, como maestro, yo debía ser uno de los
especialistas “capacitados” para modificar la conducta de mis alumnos. Nunca
creí en semejante tontería y jamás recibí una instrucción al respecto, lo que
viene a demostrar que la de Badajoz y la
de Huelva, eran prisiones como todas las demás, pero con la singularidad de un
nombre diferente.
Durante diez días celebrarán en Madrid la Word Pride (capitalidad
mundial de la diversidad sexual), en la
que se darán cita más de tres millones
de participantes. No es asunto menor porque el turismo LGTBI mueve más de 6000
millones de euros/año en España y, al margen de esta fiesta mayor, se prodigan
reivindicaciones/celebraciones en la práctica totalidad de las comunidades y
capitales. En Badajoz tenemos la “Fiesta de los palomos”, que puede considerarse
como un ensayo de la del Orgullo Gay. Y al rebufo del movimiento, no dejan de
surgir guiños oportunistas y exagerados. En Villanueva de la Serena, van a
levantar un monumento para recordar a Paco, “El Chocha”, un homosexual muy
conocido porque distribuía la prensa, pero al que no se le reconoce otro mérito
extraordinario que el de ser homosexual.
Creo que en España la diversidad sexual está tocando cotas
de normalidad y que, aunque queden
refugios carpetovetónicos, no hay discriminación y, si la hay, es positiva
porque en algunos sitios se puntúa para acceder a viviendas sociales e incluso
para perpetuarse en monumentos. O trabajar en Telecinco.
Y a descansar, en septiembre volveré, si Dios quiere y con permiso de la autoridad.