sábado, 29 de marzo de 2014

QUE NO TE DÉ CALAMBRE

                                      La calma del encinar
                                     QUE NO TE DÉ CALAMBRE
                                                                 Tomás Martín Tamayo
                                                                 tomasmartintamayo@gmail.com


Ayer escuché en una emisora a un experto en energía, que un calambrazo bien dado puede costarnos hasta 0´5 céntimos de euro, por lo que recomendaba que, antes de hacer un empalme o cambiar un enchufe, pulsáramos el diferencial de desconexión, no sólo para evitarlo sino para ahorrar, porque los calambrazos no salen gratis y las eléctricas los contabilizan como consumo. ¿Una electrocución? En EE.UU, con una larga experiencia en ejecuciones sumarias en la “silla eléctrica”, tienen muy medido su coste y parece que supera los siete dólares. Aquí podía pasar de diez, así es que menos alegrías con la electricidad si no queremos calambrazos en el recibo. José Manuel Soria López, el ministro más triste en este Gobierno de tristes, en el que sólo se salva del muermazo Arias Cañete, anda en un dilema permanente porque no sabe cómo contentar a las eléctricas, que mañana pueden acogerlo generosamente en sus consejos de administración, y no cabrear al consumidor más de la cuenta, así es que está deshojando la margarita para decidir una subida esta noche o mañana por la mañana. Hay que entender su dilema, porque sabemos que el presente de un ministro es más corto y está peor pagado que su futuro y si se porta bien, mañana lo conectarán en uno de esos sillones donde, según Felipe González, uno se aburre mucho.

El precio medio de la electricidad en el mercado mayorista subió un 52% en diciembre, en comparación con el mismo periodo del año anterior. En ese mismo periodo bajó un 9% en Alemania y subió un 1% en Francia. Antes y después de la subida, tenemos una de las tarifas energéticas más caras de Europa. Pero las eléctricas siguen hablando del “déficit tarifario” mostrándonos unos gráficos en el que el Gobierno se lleva la parte del león, después de que éste anulara la subida, acusándolas de haber manipulado el precio. Broncas familiares de ficción, porque entre lo que nos clavan las eléctricas y los impuestos del Gobierno, lo único claro es que todo lo paga el consumidor y que las eléctricas se quedaron con una infraestructura pública, pagada por todos nosotros, para crear un monopolio con precios pactados, inflados y manipulados contra el consumidor.
 
 El colmo es que, encima, Iberdrola, una de las principales eléctricas se desmarca con unas destempladas declaraciones de su presidente, anunciando que no va a invertir en España, para buscar mayor seguridad jurídica en otros países de nuestro entorno. Y, que se sepa, los antidisturbios no lo esperaban en la puerta para darle unos cuantos zurriagazos, a ver si espabila. Que alguien se moleste en averiguar cuantos políticos siguen sentados en su consejo de administración y cuántos han renunciado después de semejante desafío “antiespañol”. Puede que sea un espejismo, pero mientras los políticos encuentren suculentos acomodos en las eléctricas, a las que ellos mismos “ayudaron” durante su gestión pública, la oscuridad se verá con claridad. Y la sospecha también.


¿Cómo pueden seguir con el camelo del “déficit tarifario” si, por poner un solo ejemplo, Endesa obtuvo 2.212 millones de euros de beneficios netos en 2011? Un servicio básico no puede estar sometido a los especuladores que, para evitar impedimentos mayores untan con el mayor descaro, enseñando rutas de navegación a muchos de nuestros responsables políticos. Así se explica que cuando la oposición en bloque propuso que no se cortara la luz a las familias pobres durante los días de frió, el PP catalogó la iniciativa de demagógica… ¡Méritos que están haciendo! Las eléctricas van a tener que ampliar sus consejos y celebrarlos en el Bernabeu. 

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