sábado, 8 de junio de 2013

OPERACIÓN DERRIBO

                   La calma del encinar
                   OPERACIÓN DERRIBO
                                   Tomás Martín Tamayo
                                   tomasmartintamayo@gmail.com

Fernández Vara sigue creyendo en los Reyes Magos y todavía no se ha enterado de que incluso el Papa Benedicto XVI cuestionó su existencia. Él continúa pedaleando a su ritmo y si encuentra chinchetas en plena curva se niega a ver intencionalidad, porque parte de la premisa de que “to er mundo e güeno”. Como se sabe incapaz de meter palos en las ruedas de nadie, parece convencido de que de todos los grifos sale agua bendita. Van a por él. Van a por él descaradamente e incluso su mentor, Ibarra, no pierde oportunidad para ningunearlo, situándose al lado de Monago para que la ventisca de la “herencia recibida” no le alcance y para en un toma y daca vergonzante, conservar el estatus principesco del que sigue gozando, porque aunque el “estatuto del presidente” está abolido en la intención, Monago no ha “ejecutado” la sentencia y sus socios de IU han recogido velas. Monago paga a Ibarra la foto y la presencia con migajas que le permiten incluso tener en su fundación privada a dos funcionarios públicos, naturalmente pagados por todos los extremeños, y el tronante irredento se redime mostrando simpatía, cercanía y silencio. ¿Alguien ha visto a Ibarra romper  en dos años un sólo cristal de la vidriera de Monago? Pues eso.

Pero mientras Vara capea el temporal y se lame las heridas, intentando articular un frente de oposición a su imagen y semejanza, es decir, más bien blandito, la escudería de propaganda de la Junta, articulada desde la consejería de Ocurrencias, ha dado una vuelta más al torniquete en el ecuador de la legislatura y se ha propuesto que GFV tire la toalla para que ni siquiera pueda ser candidato. El tiro está bien pegado porque si al PSOE, en este momento de descomposición nacional, regional, provincial y local, le anulan en Extremadura al único candidato reconocido y reconocible, el PP podrá festejar el éxito de las próximas elecciones autonómicas incluso dos años antes de que se convoquen. Y en el brindis participaría gustoso el propio Ibarra.

 A Fabra lo crucificaron por pretender contratar a un “guía de liderazgo”, pero Monago tiene a su gurú personal, con una veintena de cocineros en la escudería y aquí no ha pasado nada, porque el silencio de los corderos pone alfombras a todo. Y el plato principal que elaboran en cocina es siempre el mismo, el exterminio de  un Vara que sigue rezando “cuatro esquinitas tiene mi cama”, mientras los propios se ponen de perfil porque el buen entendimiento entre Ibarra y Monago es guía para muchos. Poco hay que objetar a un gobierno del PP en minoría si parte del PSOE está conforme y sus socios son de IU.


Fernández Vara tiene la culpa incluso del estropicio de FEVAL, mientras el consejo de administración, en el que participaba el propio PP, queda al margen y, en el colmo de los colmos,  ya le atacan incluso con grotescos anuncios pagados en prensa, algo que abre un camino que, hasta ahora, no se había explorado en Extremadura. ¿Para qué? Para amedrentarlo y para achicarlo cara al debate parlamentario de la próxima semana. Que salga disminuido, con sensación de culpable y evidencias de orfandad, es el objetivo de los cocinillas, mientras Vara sigue resignadamente mirando al cielo.

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