La calma del encinar
OPERACIÓN
DERRIBO
Tomás Martín Tamayo
Fernández Vara sigue creyendo en los Reyes Magos y todavía no se ha
enterado de que incluso el Papa Benedicto XVI cuestionó su existencia. Él
continúa pedaleando a su ritmo y si encuentra chinchetas en plena curva se niega
a ver intencionalidad, porque parte de la premisa de que “to er mundo e güeno”.
Como se sabe incapaz de meter palos en las ruedas de nadie, parece convencido
de que de todos los grifos sale agua bendita. Van a por él. Van a por él
descaradamente e incluso su mentor, Ibarra, no pierde oportunidad para
ningunearlo, situándose al lado de Monago para que la ventisca de la “herencia
recibida” no le alcance y para en un toma y daca vergonzante, conservar el
estatus principesco del que sigue gozando, porque aunque el “estatuto del
presidente” está abolido en la intención, Monago no ha “ejecutado” la sentencia
y sus socios de IU han recogido velas. Monago paga a Ibarra la foto y la
presencia con migajas que le permiten incluso tener en su fundación privada a
dos funcionarios públicos, naturalmente pagados por todos los extremeños, y el
tronante irredento se redime mostrando simpatía, cercanía y silencio. ¿Alguien
ha visto a Ibarra romper en dos años un
sólo cristal de la vidriera de Monago? Pues eso.
Pero mientras Vara capea el temporal y se lame las heridas, intentando
articular un frente de oposición a su imagen y semejanza, es decir, más bien
blandito, la escudería de propaganda de la Junta, articulada desde la consejería
de Ocurrencias, ha dado una vuelta más al torniquete en el ecuador de la
legislatura y se ha propuesto que GFV tire la toalla para que ni siquiera pueda
ser candidato. El tiro está bien pegado porque si al PSOE, en este momento de
descomposición nacional, regional, provincial y local, le anulan en Extremadura
al único candidato reconocido y reconocible, el PP podrá festejar el éxito de
las próximas elecciones autonómicas incluso dos años antes de que se convoquen.
Y en el brindis participaría gustoso el propio Ibarra.
A Fabra lo crucificaron por
pretender contratar a un “guía de liderazgo”, pero Monago tiene a su gurú
personal, con una veintena de cocineros en la escudería y aquí no ha pasado
nada, porque el silencio de los corderos pone alfombras a todo. Y el plato
principal que elaboran en cocina es siempre el mismo, el exterminio de un Vara que sigue rezando “cuatro esquinitas
tiene mi cama”, mientras los propios se ponen de perfil porque el buen
entendimiento entre Ibarra y Monago es guía para muchos. Poco hay que objetar a
un gobierno del PP en minoría si parte del PSOE está conforme y sus socios son
de IU.
Fernández Vara tiene la culpa incluso del estropicio de FEVAL, mientras
el consejo de administración, en el que participaba el propio PP, queda al
margen y, en el colmo de los colmos, ya
le atacan incluso con grotescos anuncios pagados en prensa, algo que abre un
camino que, hasta ahora, no se había explorado en Extremadura. ¿Para qué? Para
amedrentarlo y para achicarlo cara al debate parlamentario de la próxima
semana. Que salga disminuido, con sensación de culpable y evidencias de
orfandad, es el objetivo de los cocinillas, mientras Vara sigue resignadamente
mirando al cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario