La calma del encinar
HABIA UNA VEZ UN CIRCO…
Tomás
Martín Tamayo
Gregorio Marañón en “Crónica y
gesto de la libertad” apunta que los sumisos y serviles hacia los de arriba
suelen pasar factura a los de abajo con actitudes torpes, improvisadas y
crueles, porque necesitan autoafirmarse devolviendo los golpes recibidos. Así
justifica los erráticos comportamientos de Tiberio, siempre sumiso y servil
hacia Augusto, y de Calígula, igualmente sumiso y servil hacia Tiberio. En esta
misma dirección, José Manuel Roldán, catedrático de Historia Antigua de la
Complutense en “El autócrata inmaduro” abunda en que la perturbación mental de
Calígula, sus caprichos y crueldades, tenían sus raíces en el sometimiento y la
disimulación que había mantenido siempre, para poder sobrevivir y llegar a su
objetivo. Tuvo que arrastrarse y necesitaba arrastrados.
No estamos hablando de
tiberios ni calígulas, afortunadamente, y tampoco pretendo establecer
comparativas, pero los sarpullidos torpes e incontrolados de autoritarismo de
algunos personajes que rigen nuestras instituciones democráticas, como la
Asamblea de Extremadura, hay que buscarlos en el sometimiento y la claudicación
que han mantenido a lo largo de su vida política, hasta llegar a ocupar un
cargo en el que pueden desarrollar una impronta de autoafirmación para hacerse
de un lugar al sol. Impedir que el ex presidente de la CEXMA acuda como
invitado a una comisión de la misma, con la estrategia artera y pueril de
ocupar con diputados de relevo todos los asientos de la misma, como impedir que
un ex diputado de la institución llegue hasta las dependencias de su grupo, no
son más que pruebas de un desnorte institucional, propias de alguien que
propende a someter porque ha estado o se ha sentido sometido. Prefiero no
opinar de la condición de comparsas de los diputados populares que se prestaron
a semejante papelón, con el juego de las “sillas calientes”. Hasta es posible
que ese día retornaran a sus pueblos considerando que habían justificado el
sueldo que les pagamos.
Pero lamentablemente no es el
improvisado presidente de la Asamblea el único que parece necesitar
autoafirmarse con espectáculos circenses, porque la representación que se
visualizó en la puerta del parlamento, PSOE e IU sacando sillas para dialogar
con los activistas de la Renta Básica, abunda igualmente en una carencia de
respeto a la institución y a lo alejados que están todos, unos y otros, de las
verdaderas preocupaciones de esa calle que ocuparon como comadres al atardecer
para tomar el fresco. Chungo y patético lo de una IU, que sostiene a la Junta
con justificaciones y complacencias, escenificando, una vez más, una
contestación externa que a la hora de la verdad es apoyo y colaboración
efectiva. Incluso se puede decir que IU, con la ayuda del PP, impidió la
entrada de IU (contestación interna) en la Asamblea.
¿Qué fue lo que se debatió
dentro de la Asamblea? Fuere lo que fuere, poco importante debió ser cuando lo que
trasciende es el espectáculo, el vocerío y los gestos sobrecargados hacia una
postura torpe, excesiva e intransigente del presidente de la Asamblea,
poniéndose a su misma altura. Lo que ya es ansia. Que en el PSOE analicen los
réditos electorales que puede reportarles esa fotografía junto a una IU que
parece asentada definitivamente en la esquizofrenia y la contradicción,
pretendiendo que se visualice como “gauche divine” lo que es “droite
dissimulée”. Había una vez un circo…
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