sábado, 12 de mayo de 2012

TENEMOS 445.568 POLÍTICOS


tomasmartintamayo@gmail.com


El pasado año, el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán –paso corto y larga vista-, hizo unas declaraciones en las que con su habitual llaneza proponía reducir la excesiva carga política de muchas instituciones públicas, apuntando que para la Asamblea de Extremadura eran suficientes 21 diputados. Abrió así la espita del reduccionismo, porque lo que hoy resulta evidente es que la Asamblea de  Extremadura es una de las más sobrecargadas de las CCAA y no necesita 65 diputados liberados (5060 euros brutos al mes), repeinados, encorbatados, limpitos y aseados, muchos desoficiados y en la mayoría de los casos, de brazos cruzados durante cuatro años. Por poner sólo dos ejemplos, Andalucía tiene un diputado por cada 77.000 andaluces, Cataluña uno por cada 56.000 catalanes y Extremadura uno por cada 17.000 extremeños. Resulta llamativo que tanto Cataluña como Andalucía, estudian reducir el número de sus representantes autonómicos y también llama la atención que, al margen de las liberaciones, la Asamblea, que corre con el gasto de funcionamiento, pague 66.000 euros mensuales al PP, 60.000 al PSOE y 6.000 a IU. Cantidades desorbitadas que, pese a los envoltorios legales, resultan  de “libre disposición”. ¿Eso no se va a tocar?

Ahora desde la Junta se propone bajar el número de diputados y el PSOE, que es necesario para aprobar la medida, quiere meter en el bombo también a los ayuntamientos y diputaciones, pero IU, que es la que sostiene al Gobierno, se opone porque se reducen sus posibilidades electorales por una sencilla razón matemática: si bajan los diputados, sube el número de votos necesarios para conseguirlos. O sea, que seguiremos como estamos porque algunos son incapaces de dejar de mirarse el ombligo y parece claro que lo primero son sus intereses al cubo, después sus intereses al cuadrado y en tercer lugar sus intereses, incluso por encima de los partidos a los que dicen representar. ¡Bebe que te llenen, aunque falte para aceite!

El caso es que antes de llegar a una bancarrota irreversible, en la que tengamos que subastar hasta la conciencia, los partidos políticos tienen que ponerse las pilas y soltar muchos lastres inservibles adosados a los presupuestos, porque España, hoy, no puede seguir amamantando a tanto lechoncillo hambriento. Somos el país de la UE con más políticos, duplicando a Italia, que es el segundo. Con la mitad de población, mantenemos a 300.000 políticos más que Alemania. Tenemos 445. 568 políticos y más de 170.000 lastres aferrados a la política. Tenemos más políticos que médicos, policías y bomberos juntos, pero eso no impide que la espiral siga creciendo bajo denominaciones como mancomunidades, consejos de administración y sociedades de todo pelo y condición.

Hace 2065 años, Marco Tulio Cicerón escribió: “El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia debe ser moderada y controlada y la ayuda a otros países debe eliminarse. Y  para que Roma no caiga en la ruina, la gente debe aprender a trabajar en lugar de vivir a costa del Estado”. Y como no se quedó satisfecho, todavía añadió: “La verdad se corrompe con la mentira tanto como con el silencio”. Yo creo que más.

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