miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA OCASIÓN PERDIDA


¡Qué egoísmo ha demostrado Monago, guardándose para él solito a su asesor de imagen, a la fuente lumínica e iridiscente de Iván Redondo! Si Mariano Rajoy hubiera tenido a su lado al gran gurú del marketing político, seguro que habría llegado a la cita en moto y con un casco de bombero, se habría dirigido a la audiencia tirando unas canastas y, al final, le habría dejado a Campos Vidal sus zapatillas: “toma, para que las subastes, que España y yo somos así”. Pero no, como “el tío de la batuta” se lo reserva Monago para que le elija sus ternos y su perfil más bonito, todo resultó ramplón, mediocre y medido hasta el aburrimiento. Si hubo alguna novedad fue la faceta de periodista de Rubalcaba, entrevistando al presidente del Gobierno, pero todo lo demás resultó tan previsible que hasta podíamos haber escrito la crónica del “gran debate” antes de que se produjera.

A mí plin, pero yo creo que el pugilato almibarado lo ganó Rajoy por escaso margen, que es casi como decir que lo perdió, porque la ocasión era de las que no se repiten y tenía que haber concluido el asunto con Rubalcaba besando la lona en un KO fulminante. Y Rubalcaba, que perdió a los puntos, salió con su mandíbula intacta, demostrando cintura y dejando sobre el cuadrilátero evidencias de tener la cara más dura de la clase política universal. Ese tío la tiene de granito. ¡Ay lo que yo daría por verlo frente a Berlusconi! ¿Se suponen ustedes lo que hubiera ocurrido si en el lugar de Rajoy hubiera estado Rubalcaba y en el lugar de Rubalcaba Rajoy? ¡Habrían tenido que amontonar los trocitos con una escoba!

Yo no se si Rubalcaba tiene programa electoral, pero todos nos enteramos de que el del PP es ambiguo, sinuoso, bifronte y con más trampas que una película de chinos. Rubalcaba erre que erre con el programa: “en la página 151 dice…” Y Rajoy erre que erre: “que no, que se lo han explicado mal”. Al comprobar de cerca la mansedumbre de un Rajoy que rechazaba el cuerpo a cuerpo y no quería exponer ni un suspiro, Rubalcaba se creció y hasta se atrevió, -jo, que osadía- a hablar de Educación, de los parados, de los jubilados, de las políticas sociales y de los recortes que él intuía que estaban ocultos en la cabeza de Rajoy. Rubalcaba miraba a Rajoy y lo acusaba de querer hacer todo lo que él había hecho y Rajoy buscaba auxilio en sus papeles. ¡Ay, si hubiera tenido allí al mago de Monago!
Los dos hablaron de austeridad en un debate que costó más de 500.000 euros, con algunas partidas tan chungas como la de 20.000 euros del catering, 15.000 de acreditaciones, 10.000 de transportes… ¿Debemos darles las gracias porque el circo sólo tenga una función?. En noventa y tres minutos no tuvieran tiempo para hablar de medio ambiente, de igualdad, de inmigración, de cultura, de Europa, de corrupción… Silenciaron el caso Gürtel por el caso Blanco y casi ni hablaron de lo que se cuece en ese puchero de ETA. ¿Tanga, timba, tango o tongo?

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