miércoles, 12 de octubre de 2011

EL TÍO DE LA BATUTA


Yo pertenecí a la anterior Mesa de la Asamblea de Extremadura. Para que ustedes se sitúen, fue, según se ha dicho, la Mesa manirrota, desvergonzada, derrochona y sin conciencia, (en la que algunos no tuvimos que nombrar conductor a ningún primo, porque renunciamos incluso a la bagatela de los coches oficiales) que se gastó miles de euros en comprar botellines de agua mineral. Por aquella Mesa y para su calificación, pasaron muchas solicitudes requiriendo información sobre ciudadanos particulares. Se rechazaron por unanimidad porque no considerábamos reglamentario que se preguntara por los horarios del director de un colegio, que se pidieran datos sobre el sueldo de un jefe de servicio o las bajas laborales de un presunto enchufado. En lo del agua no, mea culpa, ahí merecemos el exilio, pero en eso fuimos muy escrupulosos porque la intimidad y la dignidad de las personas no puede cuestionarse ni supervisarse desde ningún parlamento. Ahora, a la Mesa actual, la que ha cambiado el agua mineral por fuentes, han llegado solicitudes de información sobre un señor, Iván Redondo, conocido como "el octavo consejero", y "el tío de la batuta". Aplicando el mismo criterio, han rechazado las solicitudes. Pero no es lo mismo, ni parecido. Vayamos por partes.

No conozco al tal Iván Redondo, pero parece que es una especie de gran hermano ,omnipresente, que no se oculta, que todo lo ve, todo lo oye y todo lo controla en los aledaños de la Junta. No tiene ningún cargo en el organigrama, pero usa un despacho oficial, recibe en el, da instrucciones, ordena compras, opina, instruye, dirige... Este señor no es un particular sobre el que no se pueda preguntar en la Asamblea de Extremadura. Como individuo a nadie le interesa, pero como individuo que ocupa un despacho oficial, tenemos todo el derecho a saber quien es, que hace allí y cómo se justifica su presencia. Las sedes de las instituciones no pueden ser tomadas por amigos, colegas “francotiradores”o familiares. Si este señor, como personal externo, está al servicio del presidente de la Junta, o del PP, que haga su trabajo desde su oficina particular o desde la sede del PP, pero chirría que disponga de una sede oficial para su trabajo privado o de partido.

Recordemos que por algo parecido se montó un circo en toda España, cuando se supo que un hermano de Alfonso Guerra ocupaba un despacho en la sede del Gobierno Civil de Sevilla. Alfonso Guerra, que era vicepresidente del Gobierno, intentó justificarlo diciendo que su hermano le administraba su agenda cuando iba a Sevilla, pero aquello aumentó la carcajada nacional y Juan Guerra, en medio de una escandalera de miles de titulares, tuvo que irse, después de dos comisiones de investigación y decenas de preguntas en el Congreso y en el Senado. ¿Cual es la diferencia sustancial entre Juan Guerra e Iván Redondo? El hermano de Alfonso Guerra parecía menos siniestro.

Si hay despachos oficiales reservados a los particulares, que se diga, porque seguro que no faltan candidatos. Ya aventuro que habrá lista de espera y yo mismo estaré en ella. Lo público, lo privado, la institución, el partido... Mal asunto no tener claro los límites.

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