sábado, 6 de noviembre de 2010

PERROS


Con cierta frecuencia tenemos en casa una perrita chihuahua que con su kilo y medio y su cerebro, pequeño como una nuez, nos enseña cada día lo que es inteligencia práctica, estabilidad emocional, equilibrio y lealtad. Entiende todo lo que se le dice e incluso entiende fragmentos de lo que hablamos entre nosotros, y tiene tan asumidos nuestros hábitos y costumbres que se adelanta a ellos, aunque hace días perdió un poco la brújula con el cambio horario y ha tardado en entender que a las cuatro son las tres. Sé que nuestra chihuahua no es nada excepcional, porque los perros, salvo excepciones, son seres extraordinarios que se adaptan a la vida y a las órdenes de sus dueños, a los que quieren, siguen y respetan sin condicionamientos.

Casi siempre, los perros que atacan han sido adiestrados para atacar y han recibido un premio, o la caricia del dueño, por la agresividad demostrada. El perro es un folio en blanco y sobre él podemos escribir un poema o un escupitajo. Yo he visto perros adiestrados por la Guardia Civil, capaces de detectar diez gramos de droga en el interior de un depósito de gasolina y todos sabemos de perros que han agredido a niños de la propia familia porque se han visto acosados en su propio espacio. Los dos hacen lo mismo, los dos siguen una misma pauta y responden a los mismos estímulos. En terremotos, derrumbamientos e inundaciones, el perro suele ser el arma más sofisticada, como quedó demostrado en las Torres Gemelas, donde los perros localizaron a más de tres mil personas. Los perros responden al adiestramiento y a lo que de ellos esperan sus dueños, y el mismo perro puede asumir conductas dispares. El mismo perro que mata puede salvar vidas.

¿Castigamos a los perros lazarillos por prestar eficazmente los ojos al invidente? Si aplaudimos a los que siguen lealmente el comportamiento para el que han sido adiestrados, no parece muy justo castigar al que ataca porque ha sido adiestrado para atacar. No niego a las razas potencialmente peligrosas, muchas de ellas gestadas a base de cruces genéticos, buscando unos perfiles concretos. El diseño de algunas razas es tan sofisticado que hay perros que tienen dificultades físicas para soltar a la presa una vez que han cerrado la mandíbula. Si fabricamos perros concretos para fines concretos, ¿de que nos quejamos? El pitbull, staffordshire, rottweiler, fila brasileiro, dogo argentino… y los infinitos cruces entre todos ellos, son las primeras víctimas de los dueños que los que los diseñan y adiestran. Pero incluso en estos casos específicos, no suele haber perro malo si el duelo es bueno.

Periódicamente los perros vuelven a los titulares y telediarios, porque sigue sorprendiendo que un perro diseñado para morder, muerda. Tres en el último mes han atacado a dos ancianos y a un niño. Lo inmediato es aislar al perro hasta que el juez determine su suerte, que suele ser la inyección letal, mientras el dueño queda en libertad y en condiciones de adiestrar, más y mejor, a otro pobre perro, aunque a alguno de estos fulanos sólo les falta ladrar. O aullar.

No hay comentarios: