jueves, 26 de agosto de 2010

COSTOSA AVENTURA


Ya están en casa los dos cooperantes catalanes secuestrados por una filial de Al Qaeda, en Mauritania. La aventura de Albert Vilalta y Roque Pascual se ha saldado con la liberación del jefe de los secuestradores y un botín que oscila entre los seis y los diez millones de euros, cantidad con la que los terroristas afines a Bin Laden, podrán planificar otros secuestros con mayor impunidad y masacres superiores a las del 11-S en Estados Unidos o el 11-M en Madrid. Como se sabe, los talibanes no quiere el dinero para levantar casas de cultura, ni centros de acogida para ancianitos o mujeres maltratadas. ¿Cómo y dónde usarán nuestro dinero?. Contra el criterio de otros países, como Francia, Alemania o Inglaterra, España ha pagado ahora, como pagó a los piratas somalíes, y ha conseguido la liberación de los dos secuestrados y el agradecimiento de los secuestradores, que se han apresurado a señalar a todos los demás el camino a seguir, destacando el ejemplo cívico que España ha dado. Europa nos mira con recelo, pero los secuestradores nos aplauden… ¿Es una monstruosidad apuntar que España, de alguna forma, financia el terrorismo islamita? Ustedes perdonen, pero ya lo ha hecho la prensa francesa.

Dicen en mi pueblo que “el que al cielo escupe en la cara le cae” ¿Sobre qué cara caerá la consecuencia de pagar a los terroristas? Ojala no lo sepamos nunca. De momento lo que sabemos es que con el dinero de todos se ha conseguido la libertad de los dos cooperantes catalanes, que nos han agradecido el gesto dando las gracias en catalán y al lado de Montilla, aunque Cataluña no ha puesto ni un euro. El turismo solidario de los dos cooperantes ha dejado claro lo inútil y peligroso de algunos esfuerzos, porque para ayudar a los necesitados no tienen que correr tantos riesgos ni irse tan lejos y, sin salir de España, a la vuelta de cada esquina, tienen necesidades a espuertas y lágrimas para hacer un regato. Tampoco sabemos si lo abonado a Al Qaeda lo pagarán finalmente los dos liberados, que gozan de un patrimonio importante, porque estas correrías solidarias de fin de semana, cuando, como es el caso, son libres y voluntarias, no deberían ser anotadas en el debe de todos los demás y sí en el de los que tomaron la decisión de meter el dedo en el enchufe de Al Qaeda.

A lo entregado a los secuestradores se debe sumar lo que durante meses hemos gastado en viajes, intermediarios y gestiones diplomáticas, pero todo puede ser rentable si finalmente aprendemos a ser más cautos y prudentes, huyendo de ciertos berenjenales. Se sabe que en Mauritania es prácticamente imposible llevar ayuda, porque para eso están los “intermediarios que se encarga de su distribución”. Ustedes ya me entienden. ¿Qué se puede conseguir allí? Que maten o secuestren a los que deciden jugarse el bigote para llevar una ayuda imposible de entregar.

¿Insolidario, cruel, demagogo, aguafiesta, politicastro…? Bueno, vale, y también cansado. Cansado de tantos héroes de cartón piedra, a costa del bolsillo ajeno. Ojala hayan aprendido algo, aunque la lección sea tan costosa para todos los demás. Bienvenidos.

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