viernes, 25 de junio de 2010

PECELLÍN A SU PASO



Más de siete mil quinientos libros reseñados, dan una visión panorámica del ingente trabajo de Manolo Pecellín a favor de la cultura y de los autores extrémenos. Ahora acaba de salir el tomo séptimo, que no será el último aunque, después de cada entrega, nuestro bibliógrafo mayor tenga la tentación de pasar el testigo a alguien que no acaba de llegar. Ni falta que hace. Éste último tomo, casi de setecientas páginas, ha salido en Alborayque Libros, con el patrocino de la Biblioteca de Extremadura, que es algo muy significativo y gratificante, porque Pecellín ha estado, como tantos de nosotros, en el listado negro de la oficialidad más hortera. Durante decenios, por haberse negado a firmar un panfleto de besucones, ha estado proscrito... Algún día habremos de recuperar la memoria histórica más reciente, para vergüenza de sus protagonistas. Todo llegará.

El resultado ha sido que a aquellos fantasmones, que sólo eran lo que eran, porque nunca fueron nada más, los ha barrido el viento, mientras que Manolo siguió a su paso, sin bajar la cabeza, sin encogerse y haciendo un trabajo que trascenderá, si es verdad que el tiempo pasa y la joya queda. El ingente trabajo de Pecellín se circunscribe a los autores extremeños, a las publicaciones de Extremadura y a lo que sobre Extremadura se escribe fuera de ella, y es, tomo a tomo, una recopilación única e imprescindible de todo el acontecer literario de Extremadura. Las bibliografías de Pecellín están impregnadas de rigor y exentas de celopatías pueblerinas que acaban excluidas a base de ser excluyentes. Un empeño semejante no puede elaborarse en plan “cosa nostra”, porque eso entra más en el terreno del onanismo que de la bibliografía. Intentos ha habido, malgastando el dinero de todos.

Pecellín ha ido cimentando su prestigio, dentro y fuera de Extremadura, con un trabajo analítico que generalmente ha girado en torno a los pensadores, los escritores, los filósofos y ensayistas de Extremadura. Sólo por este empeño único de recuperar lo nuestro y reivindicar lo mejor que tenemos, ya se ha hecho acreedor de nuestra admiración, respeto y agradecimiento. A la medalla de Extremadura le vendría muy bien el cuello de Pecellín que es también autor de los tres tomos de “Literatura en Extremadura” y de un estudio sobre el krausismo en Badajoz… hace poco más de un mes, sacó una recopilación de sus sueltos: “Relumbres de Espejuelos”, en el que se adentra en la creación literaria “sin red”.

Entrar en el santuario de su biblioteca produce vértigo, porque allí está el condimento que ha ido aliñando la evolución de un Manolo Pecellín que hoy se nos escapa incluso a los que nos consideramos sus amigos, porque se ha hecho más profundo, más educadamente distante, más relativista y condescendiente a base de aparcar las pasiones. Pecellín está de vuelta y hoy dedica más tiempo a buscar espárragos que en encontrar asombros. Es posible que Jaime Álvarez Buiza, también pesadilla de palurdos con pedigrí, lleve razón al afirma que “Pecellín ve detrás de las esquinas”. Yo creo que sin salir de su casa.

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