jueves, 8 de abril de 2010

EL VUELO DEL ÁGUILA


Lo extraño es que el bueno de Ángel Franco, haya llegado a consejero de Administración Pública y Hacienda de la Junta de Extremadura, con las “claras reminiscencias franquista” que tiene su apellido. De todos modos, que se ande con cuidado si se cruza con el “celoso” Miguel López, concejal, todavía, de Infraestructuras y Desarrollo del Ayuntamiento de Cáceres. Resulta que el celoso edil, vio un escudo con un águila en la cacereña Plaza de Conquistadores y lo retiró de inmediato, en cumplimiento de de la Ley de Memoria Histórica. El escudo en cuestión, aguilucho incluido, fue el emblema de los Reyes Católicos, pero eso son meras sutilezas para el afanado responsable del Desarrollo cacereño, porque para él, “pájaro que vuela, a la cazuela”. Hasta aquí está todo dicho, pero por estos bufidos estrafalarios el Cáceres Capital Europea de la Cultura que todos queremos, ha dado la vuelta a España, recogiendo risotadas en todos los medios de comunicación. Una vez más los extremeños hemos sido diana del cachondeo nacional.

Para ser concejal no se exige ser un experto en heráldica y el resbalón de Miguel López se subsanaría con un reconocimiento del error cometido y reponiendo el escudo, pero lo peor es que el “celoso” sigue erre que erre, mantenido la “claras reminiscencias franquistas” entre el emblema de los Reyes Católicos y el escudo que ha acompañado a la bandera de España más de cuarenta años. Por su cuenta y riesgo ha pegado allí otro que a él le gusta más y asegura que el que él retiró, retirado está. Si señor, con dos.... Y por si el empecinamiento del concejal no fuera ya lo suficientemente grotesco, sale a su encuentro la alcaldesa, doña Carmen Heras, y después de catalogar el asunto como “exceso de celo”, da la vuelta al ruedo asegurando que se va a dirigir al Ministerio de Cultura para que emita un informe y si finalmente se determina que el escudo retirado no es un símbolo franquista, lo repondrá.

Como ya han dicho los expertos, que en Extremadura también los hay, el escudo retirado no es anticonstitucional ni franquista, “porque la Constitución vigente no indica ningún modelo concreto para el escudo” y aunque el concejal siga viendo “reminiscencias”, tampoco es un símbolo del franquismo. En Cáceres deberían vigilar a los “celosos”, porque este López con su escudo, muestra claras reminiscencias con el cabo Piriz y su maja desnuda. ¡Seguro que para él el escudo de Estados Unidos también es franquista! Pero el episodio en si no dejaría de ser anecdótico, si no dejara entrever el desconcierto que impera en el Ayuntamiento de Cáceres, donde un concejal se siente legitimado para coger una piqueta y poner y quitar lo que le plazca. La aberrante Ley de Memoria Histórica sólo encierra una pretensión grotesca de acabar con la historia, dando lugar a espectáculos bochornosos en los que quedan al aire muchas vergüenzas. El concejal de Infraestructuras cacereño, debería usar su celo, y el dinero de los cacereños, para tapar los baches, dándole a la ciudad un aspecto más presentable y acorde con lo que se espera de una aspirante a Capital Europea de la Cultura.

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