jueves, 25 de febrero de 2010

RESPUESTA GROTESCA


Hace días, José Antonio Monago, solicitó por escrito una entrevista al presidente de la Junta, algo que, afortunadamente, ha pasado de extraordinario a cotidiano, porque tras los veinticinco años de sequía que impuso Ibarra con su soberbia, su sucesor demostró desde sus primeros pasos una actitud más respetuosa y abierta con la oposición. Como respuesta, la oposición actual también hizo su trabajo de adaptación y, jugándosela en algunos momentos, acudió con su mejor disposición a todos los encuentros con Fernández Vara. El resultado no se hizo esperar y fruto del diálogo llagaron a meta temas importantes que permanecían en dique seco, como la redacción del Estatuto de Autonomía, el Reglamento de la Cámara extremeña y otros pactos y acuerdos puntuales que han permitido a Fernández Vara esgrimir una unidad de acción que nunca antes había existido en Extremadura.

Si Vara llama a Monago, el líder de los populares acude puntual y, a estas alturas, creo que todos censuraríamos que no fuera esa la respuesta, pero, ¿y si es al revés? ¿Y si, como en esta ocasión, es Monago el que solicita el encuentro? Creo que la cortesía y la sensatez exigen más reciprocidad que exabruptos, pero no ha sido así. Lo extraño es que la respuesta a la solicitud ha sido por triplicado y en todos los casos grosera. Vara ha permanecido en su torre y se ha puesto de perfil, mientras que sus voceros han salido en tropel para negar cualquier posibilidad de encuentro. Uno dijo que lo que Monago quería era una foto con el presidente de la Junta, otro que la solicitud carecía de sentido y el tercero, el más gracioso, proponía como alternativa acordar no convocar tantas ruedas de prensa. Lo extraño es que ningún medio de comunicación se ha posicionado críticamente ante respuestas tan grotescas y todos las han acogido con naturalidad.

Si el buen rollito del diálogo que hasta aquí han mantenido PSOE y PP, Vara y Monago, de debía exclusivamente al interés de la Junta por superar el listón del Estatuto de Autonomía, para el que necesitaba al PP, tendremos que admitir que hemos asistido a la representación de un teatro en el que los intereses de una de las partes ha jugado torticeramente con la credulidad y buena fe de la otra. Me consta que Monago creyó en la posibilidad del entendimiento para defender conjuntamente los intereses de Extremadura y también me consta que sabe encajar, pero que no es de los que ponen la otra mejilla y espera su turno. Veremos.

Es igualmente grotesco que Vara niegue un encuentro al líder de la oposición, con el falaz argumento de que “quiere hacerse una foto”, porque a quince meses de unas elecciones autonómicas, a quien más beneficia esa hipotética foto no es a Monago. De momento la foto que se visualiza es la del desprecio, el trazo grueso y la grosería. Mañana veremos la foto de “aquellas lluvias, trajeron estos lodos”. Vara tendrá que elegir entre ser como parece que es o ser lo que otros quieren que sea. ¡Esa sí que es una foto!


jueves, 18 de febrero de 2010

¿TODOS AL ESTERCOLERO?

Maldita la gracia hacen los correveidiles, gubernamentales y progubernamentales, reclamando una “postura sensata, responsable y patriótica” al Partido Popular para que se sume a las ventoleras económicas de Zapatero. Parece como si hubieran recibido una consigna para soplar en la misma dirección y propagar que la culpa de los desatinos de esa amenaza pública en la que se ha convertido el presidente del Gobierno, es del PP, de Rajoy o de una conjura internacional. Hasta ahora, que se ven con la soga electoral en el cuello, habían desoído todas las alarmas, porque el patriotismo de muchos aulladores de la luna consiste en callar cobardemente y comulgar con cualquier desatino de mandamás de turno, importándoles un bledo lo que ocurra en España, mientras ellos puedan seguir al cobijo del paraguas protector del que manda. ¡Vaya patriotas!

Zapatero, e inmediatamente todos sus corifeos, ha rechazado cualquier entendimiento con el Partido Popular, “por diferencias ideológicas insalvables”. No ha escuchado a nadie, no ha oído a los que le gritaban hasta la extenuación de la deriva demencial de su gestión y de su despilfarro. Es verdad que la crisis es internacional, pero mientras que los demás estaban preparándose para afrontarla, el PSOE, Zapatero y su gobierno la negaban y acusaban de agoreros a los que conectaban las alarmas. Cegado por una torpeza impropia de gente responsable, cerraron filas en torno a Zapatero, secundando sus memeces de iluminado. Los señalamientos que se le hacían desde la Unión Europea, los pronósticos de los mejores economistas, -cuatro premios Nobel entre ellos-, y la evidencia de un declive galopante, chocaron contra el muro de un presidente irresponsable e infantil, que estaba en los cantos de la cigarra, entretenido con alianzas de civilizaciones y otras monsergas.

Todos los intentos del Partido Popular fracasaron porque, comprando votos a los nacionalistas y separatistas, lograban sacar adelante sus iniciativas, incluida una negociación con los terroristas, que concluyó pasándole chivatazos a los etarras, para que pudieran huir del cerco de la policía. ¿Quién es en esto el señor X o el señor Z? Ahora, cuando la ruina está servida, cuando España sirve de mofa internacional, cuando rondamos el drama de los cinco millones de parados, cuando todos los sondeos le señalan la puerta, a Zapatero le entra diarrea y quiere aferrarse al Partido Popular para arrastrarlo en su caída, haciéndole corresponsable de sus locuras. Ahora las máscaras le siguen el juego y señalan la “irresponsalbilidad” de Rajoy porque no se presta al juego de las estupideces de un presidente infantiloide, ciego y sordo.

A estas alturas, lo más responsable es quedarse al margen y que cada palo aguante su vela. Si Zapatero no se siente capaz de sacar a España de sus embrollos, debería hacer una excepción en su errático caminar y dar una prueba, una sola, de responsabilidad, dejando la solución en manos del electorado. Convocando elecciones anticipadas y, como Boabdil el Chico, llorar por el llanto que ha dejado a su paso, Lo malo es que mientras millones de españoles no lograrán salir de su cepo, él tiene su pitanza asegurada y podrá seguir riéndose. ¿Por qué o de quién se ríe Zapatero?

miércoles, 10 de febrero de 2010

EL UNIVERSO CONTRA ÉL

Desde sus altos vuelos, don José Blanco y doña Leire han llegado a dos conclusiones que dejan a la Unión Europea con sus vergüenzas al aire: A) Que hay una conjura internacional para destruir a Zapatero y B) Que es lo mejor que tiene el PSOE. Hasta este preclaro descubrimiento algunos creíamos que Zapatero era poquita cosa y que en Europa se lo tomaban un poco de cachondeo, pero parece que es todo lo contrario, porque, para derribarlo, se ha orquestado nada menos que una conspiración internacional contra él. Ahora nos explicamos por qué es el centro de los programas humorísticos de la Europa que preside con su habitual donaire. ¡El mundo mundial contra Zapatero! Sobre la segunda conclusión nada se puede objetar, salvo que si es lo mejor que tiene el PSOE, deben repetir con él como cabeza de cartel electoral. Ojala lo hagan, por el bien de España y porque es urgente que este hombre pase a engrosar el capítulo de la desdicha histórica.

Por lo que dice doña Leire, los cinco millones de parados deben dormir tranquilos porque aquí no hay otra cosa una conspiración astral para derriba a Zapatero. Europa está deslumbrada por el resplandor de sus propuestas, por su liderazgo, claridad de ideas y planteamientos adelantados y, todos reunidos, han acordado una maquinación galáctica contra él. Dentro de la conspiración, la prensa europea incluso le censura que haya gastado 400.000 euros para ir a rezar veinte minutos a Estados Unidos y no dejan de recordarle la deuda de España, la insolvencia de España, el paro en España y la división fratricida de España: “Antes de resolver los problemas de Europa, resuelva los de su país, que es el único que ha quedado descolgado de la recuperación que hemos iniciado los demás”. ¡Puñeteros conspiradores!

Está clara la insidia, aunque hemos necesitado que don Pepiño y doña Leire la señalen con el dedo para que podamos ver como el mundo entero está inmerso en la confabulación planetaria urdida contra el padre de la “alianza de civilizaciones”, “la libertad del viento” y “el talante”. ¿Cuál es la respuesta de Zapatero? Mas “alianza de civilizaciones”, más “libertad del viento”, más “talante” y, sobre todo, algo que incluyó en su oración y no deja dormir a los millones de parados: “la tolerancia y el respeto a homosexuales y lesbianas”.

Mientras en Europa ponen minas antipersonal a su paso, Zapatero vuelve contrito del día de oración y, sin apenas dormir, convoca con urgencia a sus sindicatos y a la patronal para leerles un folio de buenas intenciones. El humo de sus propuestas no ciega los ojos de los interlocutores, que salen de allí sin saber muy bien a qué habían ido, aunque una cosa sacan clara: como los sindicatos no quieren despidos libres y la patronal lo exige, Zapatero se compromete a que el coste de los despidos lo paguemos los demás. Asunto resuelto. Mientras la conjura internacional sigue ladrando, Zapatero, impasible el ademán, ha vuelto a conseguir la cuadratura del círculo.

viernes, 5 de febrero de 2010

SUÁREZ FALLIDO


Creo que Antena-3 pretendió dar satisfacción a todos, elaborando una miniserie sobre Adolfo Suárez que fuera capaz de abarcar al mayor número de los televidentes de la franja horaria y, en su ambición, presentó un producto tan edulcorado como irreal del personaje. Como ficción, las dos entregas carecieron de atractivo, pero como recreo vital de una de las trayectorias más apasionantes de nuestra reciente historia política, fue un bluf cargado de excesos, carente de rigor, irreconocible y alejado de la realidad. Aquí se puede repetir el socorrido “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Los que tuvimos el honor de estar a su lado en su última etapa política –con algunos he hablado- no hemos logrado reconocer al personaje, salvo en el conocido tic de golpear el cigarrillo contra el mechero. Adolfo Suárez no hablaba como un papagayo que ha memorizado un libreto, no miraba así, no era desafiante, no tenía ese descaro canalla de “cantaclaro” y era enemigo de las improvisaciones.

Sin entrar en la interpretación de los actores, el guión estaba tan saturado de guiños de complacencia para el gran público, que descendió hasta la insinuación de algo más que un entendimiento político entre el protagonista y Carmen Díaz de Rivera, con la resignación de fondo de su propia esposa, Amparo Illana. Inexplicablemente se otorga a la “jefa de gabinete” un protagonismo tan desmesurado que incluso convocaba “motu propio” el Conejo de Ministros, estableciendo el orden del día. Es ridículo, aunque es verdad que Carmen Díaz de Rivera, megalómana hasta la carcajada, así lo cuenta en sus memorias, pero si aceptamos que era ella la que manejaba la batuta, Suárez y el propio Rey, no pasaron de ser meros conmilitones, al rebufo de lo que ella ideaba. ¡Qué risa! Jamás he conocido a nadie tan celoso de sus competencias y responsabilidades como Adolfo Suárez, que llegaba a ser puntilloso y cortante en extremo, si veía un esbozo de ingerencia en decisiones que le correspondían.

¿No resulta contradictorio que quien se dejaba conducir e incluso manipular por su secretaria, pusiera firme al general Armada, se enfrentara al teniente coronel Tejero, que lo amenazaba con una pistola, no se arrodillara ante las ráfagas de metralleta y negara frontalmente al Rey un ascenso que le pedía para Armada? ¿Es verosímil que al mismo tiempo que el Rey le pedía, por favor, que aceptara presidir el Gobierno, Suárez le manifestara su deseo de reducir las potestades del Monarca? Un reflexivo cartesiano como Suárez, jamás improvisaría en la servilleta de un restaurante la ruta a seguir para hacer la transición y desde luego no fue el madrugador oportunista y visionario que instrumentalizaba los cargos institucionales, como la dirección de RTVE, para pelotillear al presidente del Gobierno o hacerle quites sucesorios al Rey.

Creo que cuando se trata de recrear lo esencial de una parte de nuestra historia reciente, hay que saber prescindir de un sector del público, porque los personajes que la hicieron realidad, merecen, como mínimo, respeto, consideración y agradecimiento. Con esta miniserie, Suárez he recibido dos bofetadas más. Y sus amigos también.