miércoles, 25 de noviembre de 2009

DESAYUNAR, ESCUCHAR Y CALLAS


Hay que agradecerle a la agencia Europa Press, la celebración de sus “desayunos”, parecidos a los que organiza Vocento, y hay que agradecerle que en esta ocasión los haya celebrado en Extremadura. Estos desayunos son ahora muy recurrentes en las empresas de comunicación y consisten en invitar a desayunar a un par de centenares de personas, previamente seleccionadas entre el mundo empresarial, cultura, política, sindicatos y asociaciones varias, para que durante el mismo se escuche la disertación de un invitado especial, al que tras una entradilla se le pasan para que conteste las preguntas que por escrito han ido escribiendo los invitados. El que el pasado miércoles se celebró en Mérida, tenía como ponente al Presidente de la Junta, lo que resultaba una propuesta atractiva, porque yo creo que a Guillermo Fernández Vara hay que escucharlo siempre, con independencia de que se esté o no de acuerdo con lo que dice.

El paro, la crisis, la banca, las cajas, las fusiones, la industria, la innovación tecnológica, los autónomos, la educación, la sanidad…No defraudó el Presidente de la Junta a la concurrencia, porque hizo un repaso general de los problemas que nos aquejan, profundizando en las raíces de muchos de ellos y adelantando su visión personal y las soluciones que guarda en cartera. El primer problema que tuvo “el desayuno” de Europa Press, es que Fernández Vara en cada ocasión añade cinco minutos más a sus intervenciones y la primera hora la supera sin apenas despeinarse. Lo mismo le ocurrió el día antes en el Congreso de los Diputados, en el que para defender el Estatuto de Autonomía, quiso decir tantas cosas y con tantos circunloquios y bifurcaciones, que su intervención resultó atropellada y con un tono coloquial de mesa camilla, que no iba ni con el lugar, ni con la audiencia. Alguien debería decirle al Presidente que el secreto de un buen discurso consiste en ser fuerte al principio y atractivo al final. Y que entre el principio y el final no haya más de treinta minutos. A Fidel Castro no se lo dijeron y ya iba la criatura por las nueve horas. Tolkien afirmaba que lo que no se puede decir en veinte minutos es mejor no decirlo.

El segundo y mayor problema fue el anfitrión. El director de Europa Press, creo que Javier García, quiso estirar su tiempo más allá de lo cortés y necesario e hizo una acaramelada entrevista personal a Fernández Vara, consumiendo la práctica totalidad del tiempo que quedaba, dejándonos perplejos a todos los que nos habíamos creído que aquello iba a concluir en un coloquio fructífero entre el Presidente y los invitados. ¿Estábamos allí para desayunar, callar y escuchar? Fue evidente. Las preguntas de la audiencia fueron amontonándose sobre la mesa y él seleccionó las que consideró pertinentes, que yo creo que eran las menos incómodas para el Presidente de la Junta. Yo entregué la mía pero, como me dijo un vecino de mesa, “esa no pasará la criba que están haciendo”. No pasó. Como allí no la pude hacer, ni él me la pudo contestar, se la hago desde aquí. Para por si acaso:

Sr. Presidente: Llegó usted prometiendo puestos de trabajo y, como reconoce, ahora está contando parados. ¿No está reeditando el cuento de la lechera al vaticinar 50.000 puestos de trabajo de la energía termo solar?

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