lunes, 13 de julio de 2009

LA HORA DE LA VERDAD


Fernández Vara tiene que retratarse, le llega la hora de la verdad y deberá demostrar si antepone los intereses de Extremadura a los del partido. Hay que reconocerle que no es hombre de exageraciones, gritos, ni gestos histriónicos, pero su fidelidad a Extremadura tiene que demostrarla defendiendo los intereses de Extremadura y para eso tendrá que distanciarse mucho de su predecesor. Ibarra montaba un circo en cada ocasión que se le presentaba y parecía dispuesto a encabezar la revolución maniquea de “pobres contra ricos”, pero después era un corderito que bajaba la cabeza, balaba dócilmente y, como él mismo reconoció en uno de los pocos gestos de sinceridad que se le recuerdan, “votaba por disciplina de partido”. Para Ibarra lo primero era Ibarra, después Ibarra, después el partido, después Ibarra dentro del partido, después el partido dentro de Ibarra y después, si acaso, Extremadura. ¿El resultado final? Entregaba la cabeza de Extremadura, aceptaba cualquier disparate que interesara a su partido y, por ejemplo, después de vivir del cuento de criticar a los catalanes, votaba a favor del Estatuto catalán “por disciplina de partido”. Así nos fue, así nos va.

Aquel viento del Estatuto trae ahora la tempestad del reparto y Fernández Vara deberá hacer encajes de bolillos para decir no al disparate claudicante de Zapatero, sin decir no a los disparates claudicantes de Ibarra, que lo dejaron atado de pies y manos. ¿Extremadura antes que el partido? Eso tiene que demostrarlo. Si se conforma con las migajitas para vestirnos el mono, defraudará a propios y extraños, porque para hacer lo mismo, es preferible el original a la copia. Conformarse con que Extremadura sea la tercera en financiación per cápita, es renunciar al equilibrio, a la solidaridad y a un trozo importante del “queso” que nos corresponde, en favor de los de siempre. Es decir, exactamente lo mismo que hacia Ibarra: comulgar con ruedas de molino y aceptar que Zapatero distribuya para contentar a los más exigentes, porque ya se sabe que en Extremadura nos conformamos con palabras y sonrisas..

Monago bajó a la tribuna y tendió su mano a Vara, pero para cogerlo por donde ustedes se imaginan. Giró la muñeca y a Fernández Vara se le descompuso el gesto y se quedó sin resuello: “Sr. Presidente, yo no me conformo con ser tercero en financiación per cápita. Eso es una trampa. Yo quiero que Extremadura mantenga mañana la parte proporcional del queso que tenemos hoy”. Esa era la cuestión clave y todo lo demás son monsergas y palabrería para distraer al personal. Si en el resultado final Extremadura tiene menos cuota proporcional en el reparto, habremos perdido y empeorado. Si la mantenemos, quedaremos igual, pero a la baja, porque los que más tienen más suben, mientras que los que menos tenemos nos quedaremos más descolgados.

Zapatero dirige el reparto de la financiación como un loco podría dirigir el tráfico y es necesario que le digan un “hasta aquí hemos llegado”, antes de que acabe con todo y con todos. Cada día está peor y en cada ocasión se comporta peor que en la ocasión anterior. Es un hombre desnortado e iluminado, que intenta encajar la realidad en su mundo de fantasías y más que un optimista antropológico, es un irresponsable genético. Zapatero no está bien y acabará mal. Con una persona así dirigiendo la nave, incluso los que ganan acabarán perdiendo. Yo quiero ver el retrato que se hace Vara.

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