viernes, 5 de junio de 2009

EL HIJO TONTO DE ROBIN HOOD


Me divierte que, en la nuca de cada españolito, resople el aliento pestilente de la SGAE, que acabará cobrándonos por lo que cantemos o podamos cantar en la ducha. No es ninguna exageración, porque ya nos cobran por la sospecha de las tropelías que podamos hacer si compramos un nuevo ordenador, un dvd, cd, móviles o reproductor musical. Ahora mismo ningún país, ni siquiera los bananeros, tiene un proteccionismo tan aberrante, nauseabundo y gilipollezco como el que Zapatero mantiene con los caraduras del “club de la ceja”, que acabarán cobrándonos incluso por nuestros ocultos pensamientos.

¿Quién no abriría un negocio si el Gobierno se comprometiera, a priori, a cubrir sus pérdida y, en todo caso, a garantizarle unos beneficios concretos, aunque el negocio fuese una ruina? Pues no es ciencia ficción, porque Zapatero garantiza a la SGAE, buque insignia del “club de la ceja”, unos ingresos anuales superiores a los 75 millones de euros, pero en caso de que no logren esa cantidad, el Gobierno, con nuestros impuestos, pagará la diferencia, para que los pobrecitos Victor Manuel, Ana Belen, Bosé, Serrat, Sabina, Almodóvar y demás intelectuales puedan llegar a final de mes sin apreturas, que mantener sus mansiones les cuesta un pastón y el servicio se ha puesto por las nubes. Zapatero manda al paro a cuatro millones de parias con sus políticas sociales, pero garantizando a los del pesebre de la cejita porque su bienestar no es negociable, porque lo importante no es lo que hagamos o dejemos de hacer, sino cubrirle el riñón a toda esa pobre gente que después, cuando él los llama, acuden presurosos con el dedito en la ceja. ¡Marchando una de política social!

Todos los que hoy respaldan a Zapatero, mañana se avergonzaran de haber mantenido, ellos sabrán porqué, una postura tan inexplicable, con el hijo tonto de Robin Hood, que para imitar a su padre robaba a los pobres y se lo daba a los ricos. Este socialismo de alto standing, impuesto por Zapatero y sufragado incluso por los 4.000.000 de parados, es algo tan vergonzante como el sostenimiento, con el dinero de todos, de una producción cinematográfica que consigue, vía subvenciones, casi el doble de lo que recauda en taquilla. En unos momentos en los que hablar de hambre no es ninguna demagogia, el presupuesto para los culturetas del cine se ha incrementado en un 121% y para garantizar que el asunto se sostenga, la actual ministra de Cultura es una coleguilla, de las acostumbradas a coger subvenciones sin dar explicaciones. Da igual que las películas no se vean, e incluso da igual que el 20% de las películas que pagamos no lleguen a estrenarse nunca, porque los propios productores consideran que es una pérdida de tiempo y de dinero, poner en cartelera semejantes engendros “culturales”. Hoy no hay ni una sola película española que no esté subvencionada y muchas de ellas cobran sólo por presentar el proyecto, aunque después no llegue a filmarse.

¿Acabará el Gobierno de Zapatero subvencionando a los productores del tomate, aunque no tengan tomateras ni tengan tomates? Pues esto es lo que están haciendo con los cebollos de un cine del que los mismos cebollos se avergüenzan. Estos son muy progres, pero les da igual que la pasta les llegue de la extrema derecha, un parado, un pensionista o una monja de clausura… ¡Y mañana a reflexionar!

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