viernes, 13 de marzo de 2009


EL ENIGMA DE PONCIO PILATOS

Presentación


Fernando Delgado Rodríguez
Cronista Oficial de Mérida

Buenas noches

Querido Tomás, amigos y amigas.
Cuando comienzas la lectura de este libro “El enigma de Poncio Pilatos” engancha desde el principio. Me lo bebí literalmente. Después me invitó a su presentación. Me lo exigía. Cosas da la amistad y hermandad.
-Tomás, no me gusta viajar de noche.
-No te preocupes, me decía con todo cariño, hay muchos amigos de Mérida que vienen.
Me extrañaba que fueran muchos, pero me dijo uno que sé que no faltaría jamás. Me di cuanta, camino del Corte Inglés en Badajoz, que los coches por la autovía transcurrían con una lentitud poco común ¿Qué estará pasando?, al llegar cerca de Arroyo de San Serván, que por cierto llagamos rápido, los coches disminuían su velocidad, o, nosotros… miré el cuenta kilómetros y….íbamos a doscientos cuarenta kilómetros por hora. Pensé en mi padre, cuando viajaba en el coche con Jaime Álvarez Buiza, que se gastaba las suelas en pisar el acelerador le decía: “Jaime, hijo, su voz tenía cierta angustia, como nos demos un tortazo nos van a recogen con fregona”.
Yo pensé que pronto estaría en el cubo y comencé a rezar: Creo en Dios Padre todo Poderoso… y cuando llegue a “Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos”, y por su causa fui víctima en tiempos de Tomás Martín Tamayo.
Rezando llegue. Y rezando volví. De ahí que pensando en mí y en este sacrificio me dijo. Mi libro en Mérida lo presentas tú.

En el año 1979 viajamos a la Unión Soviética, hace 30 años, ya conocía a Tomás, era Consejero de Cultura y fuimos como enviado especial por la Ser y el Hoy para contar el viaje y así lo hice en varias páginas en unos suplementos semanales. Estuvimos con el alcalde Moscú, en Radio Moscú, en el periódico Novedades que tenía entonces más de un millón de lectores y salió nuestra fotografía en la visita a la capital soviética y cenamos con Samarat, era entonces Embajador de España en la Unión Soviética. Cantamos el “Viva España” en una discoteca y nos echaron con mucha educación, vamos, nos dijeron que ya era hora de cerrar. Salimos cantándolo. Con Tomás siempre se ha respirado cultura, lo malo es que le dio por la política en vez de escribir y ha perdido un tiempo precioso. Muchos hubieran preferido no tenerlo en la tribuna de la Asamblea de Extremadura donde era un azote para unos y una tragedia para otros. Ahora no le hacen ni caso en su partido, que no es su partido y desperdician lo mejor que tienen y lo mandan a un despacho para terminar mudo en lugar de aprovechar su valía.
Se han dado cuenta que las dos primeras letras del nombre y apellido de Poncio Pilatos es PP. ¡Casualidad!



Tomás ha bebido de muchas fuentes, le ha birlado horas al tiempo, investigado, trasnochado y ha saltado de la cama en esa inspiración que se palpa en cada línea. Y claro, escribir de un personaje que ahora resulta que no se lavó las manos en una palangana, como la que hemos visto en algunos pasos procesionales. Que es una buena persona. Me enseñaron que era un cobarde e impresentable romano sin personalidad y ha quedado para la historia ciertos dichos populares que son muy nuestros: "yo me lavo las manos como Poncio Pilatos". “Apelar a Poncio Pilatos”. “Clamar a Poncio Pilatos”. “Lavarse las manos a lo Poncio Pilatos”. “Que acuda a Poncio Pilatos”.
El Diccionario de Espasa Calpe en su tomo XLVI paginas 258 Y 259 vemos un dibujo con la palangana lavándose las manos Y El Pilatos de Tomas y el Pilatos del Espasa son distintos. Me quedo con el de Tomás, es más auténtico, más verosimil, pero, querido amigo, te has cargado unas páginas del mejor diccionario enciclopédico de habla hispana del mundo



El libro es un descubrimiento. Tiene una religiosidad que hay que sacarla de las mismas entrañas de Tomás Quiere ser agnóstico pero al escribir esta obra, sin darse cuenta, se ha hecho más espiritual, se ha encontrado con su propio personaje en el hombre de la túnica blanca, de su entorno, de su vivencia, desgrana paso a paso el camino de Jesús en su ultimas horas. Es cierto, ¿Quién se habría acordado de un gobernador en un territorio apartado sino fuera por darse de cara con Jesús de Nazaret y vivir su época? A Poncio Pilatos le han dicho de todo, menos que es un bendito y que las circunstancia le propiciaron portarse de esa manera que ha quedado en la historia “per insecula seculorum”. Estamos en tiempo de Cuaresma y Poncio Pilatos saldrá en procesión lavándose las manos, no creo que haya nadie en este mundo ni en el otro con las tenga más limpias, porque se las ha lavado en los cinco continentes y en presencia de centenares de millones de personas. Como me gusta escribir e investigar he encontrado, de verdad, la Iglesia de Etiopía celebra el 25 de junio San Poncio Pilatos como mártir y la Iglesia griega ortodoxa el 27 de octubre la de su esposa Santa Claudia Prócula.

Hace preguntas, contestarlas es un reto personal. Se las hace para conocerse así mismo, para responder a soluciones tan íntimas y espirituales que tiene la duda de la respuesta. Y nos implica a nosotros a que respondamos en su lectura. Como un examen de conciencia.

Narra episodios trágicos, inhumanos, cuya descripción estremece. Es una novela que llega desde el principio. Ha buceado en las entrañas de los personajes. Se ha identificarse con su entorno, con su personalidad. Pilatos es el personaje principal que anula toda crítica pasada, descubre un hombre distinto al que nos habían contado. Hasta llegas a comprender su postura
La conversación entre Pilatos y el hombre de la túnica blanca es estremecedora y con el Sanedrín, antológica
"Ese hombre se quiere poco y mal, porque no es provocador pero provoca; no es ofensivo, pero ofende; no es perturbador, pero perturba; es pacífico pero agrede y no es escandaloso pero escandaliza. Parece como si siguiera un plan estratégico y supiera el principio y el final de la representación de su vida".
Cuando habla en la montaña el hombre de la túnica blanca, se le oía sin alzar la voz, a distancias imposible de llegar. Tomás nos acerca diciendo que este hombre nos susurra en silencio, nos aconseja en silencio y en ese silencio, en esa soledad, Tomás se acerca, si eleva y se adentra entre las columnas de mármol y escucha el silencio de la palabra de aquellos personajes que describe. La resurrección de Lázaro, que la presencio Rino Galo, medico de Poncio Pilatos, le había visto muerto tres días y cuenta: Te he dicho lo que vi, pero yo no creo lo que vi, prefecto.
¿Ni aunque lo hayas vistos?
Una cosa es lo que se ve y otra es lo que se cree ver.

Poncio Pilatos sabía latín, griego arameo, estudia a Cicerón, Horacio, Virgilio y profundiza en la historia, geografía y costumbres de los pueblos conquistados por Roma, Distinto al que nos habían pintado en los libros sagrados
Hay que leer el libro como se bebe un vaso de buen vino, despacio, saboreándolo, recreándose en cada línea, a sorbo. Meditándolo

Reconozco Tomás, y estas últimas palabras son exclusivamente para ti, que después de leer tu libro he descubierto una faceta de el hombre de la Túnica Blanca, lo he puesto con mayúsculas, que desconocía y me une aún más a él, te invito a que profundices más en Jesús de Nazaret, lo merece y nos lo merecemos.

Y como decía en la presentación en Badajoz el director de Hoy, Juli
án Quirós, que Uds. lo disfruten

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