viernes, 18 de abril de 2008

Lágrimas de cocodrilo



El llanto de Vara y de Ibarra por la publicación de las balanzas fiscales, me suena a coña marinera, a musiquilla celestial, a resignación, a incapacidad… ¡A lágrimas de cocodrilo! ¿Además de lloriquear y lamentarse piensan hacer alguna otra cosa? ¿Ignoran que detrás de la publicación llegará la exigencia de una cuota de proporcionalidad de los fondos del Estado para que el que más pone sea el que más se lleve? Al final, tal y como se preveía, Zapatero ha cedido a las exigencias de los nacionalistas, de los más fuertes, que son los más ricos, y el ronroneo gatuno que llega desde Extremadura es algo que no le inquieta porque sabe que tiene mandato imperativo en esta sucursal y que la obediencia será la solución final a cualquier dislate que se le ocurra. ¡Así ha sido siempre! Vara tuvo un buen maestro en el maestro de la claudicación.

En Extremadura llevamos 25 años lamentándonos de lo mal que nos va porque no nos hacen caso, porque los que más tienen más se llevan y porque se ha roto el principio de solidaridad, pero no pasamos de ahí porque somos sumos sacerdotes del lamento, pero al final aceptamos cualquier postura, ya imaginan para qué. Es lo de la cigarra y la hormiga, pero aquí el cuento acaba de otra forma, porque a la cigarra le va muy bien limitándose a canturrear. Extremadura premia la obediencia contra Extremadura y como eso se sabe, se dedican a obedecer y todos tan contentos porque, pase lo que pase, la cosecha de votos está garantizada. O sea, que salen para hablarnos de lo malo que es el fuego, al mismo tiempo que ayudan al incendiario con la gasolina que les da la víctima.

Si la publicación de las balanzas fiscales es tan mala y de consecuencias tan previsibles ¿por qué no ponen pié en pared y plantan cara de una puñetera vez? Fernández Vara, que tiene la confianza de los extremeños, ¿a qué espera para responder y distanciarse de lo que perjudica a Extremadura? ¡El conformismo es propio de pasotas y no todas las resignaciones son cristianas! Como en “Bienvenido Mister Marshall”, los extremeños nos contentamos con ver pasar la caravana, mientras movemos las banderitas: ¡Americaaaanos, os recibimos con alegríaaaa!/ ¡Americaaaanos, ole mi madre, ole mi suegra, ole mi tíaaaa!

En lugar de tanto llanto y tanta pamplina, el presidente de la Junta debería fijar su posición ante esta nueva ofensiva de los nacionalistas, porque las balanzas fiscales no se publicarán para informar e ilustrar, sino para agredir ¡Para agredirnos! Claro, que es menos arriesgado aquello de “¡…ole mi madre, ole mi suegra, ole mi tiaaaa!”

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