jueves, 7 de junio de 2007

Elecciones y refinería


Creo que Carlos Floriano, la noche electoral y pese a lo azaroso del momento, supo sintetizar puntualmente lo que las urnas habían determinado: “Extremadura quiere la refinería”. Después han salido voces que pretenden puntualizar aquella manifestación, porque es verdad que las elecciones eran autonómicas y municipales y no un plebiscito sobre el proyecto de la refinería, pero también es verdad que el pulso contra el proyecto de la misma ha sido durante la pasada legislatura eje importante de la oposición y ariete principal contra la Junta y contra los alcaldes asentados en la zona de influencia, fundamentalmente Villafranca de los Barros.

Partió el conflicto desde la misma sesión de investidura de Ibarra, que metió en su discurso la morcilla de una refinería, comuflándola entre tantas y tantas promesas como una más entre las realizaciones de la legislatura que comenzaba. Ibarra, como suele, se apoderaba así de algo ajeno, ya que el proyecto que anunciaba, muy de pasada, era una iniciativa privada que había llegado a la Junta como una información de cortesía de los promotores, porque por aquel entonces nada había y nada se sabía de la refinería, salvo la intención de comenzar a dar los primeros pasos para estudiar su viabilidad. Como Ibarra no está programado para la rectificación ni para la prudencia, en lugar de dar un paso hacia atrás, montó una esperpéntica manifestación a favor de la misma, que él mismo encabezó seguido de todo el elenco institucional, barnizando así el proyecto de un carácter partidista que lo perjudicaba y ponía en evidencia. La manifestación fue un fracaso que ruborizó a los más pudorosos, pero con aquella fanfarronada, Ibarra colgaba en el pecho de la refinería la diana de todos los recelos y miradas, politizándola desde el principio y levantando en torno a ella un movimiento que, como se ha visto el pasado 27 de mayo, tenía más ruido que nueces. A eso se refería Carlos Floriano cuando afirmaba que “Extremadura quiere la refinería”.

Aquella afirmación, creo que acertada, no era renuncia ni rectificación de su criterio contra el proyecto, sino la constatación de la respuesta, silenciosa pero eficaz, que el electorado había depositado en las urnas. Hay que reconocerlo, la refinería, pese al ruido mediático, manifestaciones, jornadas, conferencias, publicaciones, pegatinas, trastores, aviones y estrategias miles, no había tenido ninguna incidencia en el criterio del electorado de Extremadura y, sobre todo en la zona de influencia directa, de alguna forma había sido plebiscitada, porque la oposición a la misma, PP, IU y colectivos sociales de distinto signo, había sido castigada, mientras que se fortalecía electoralmente a los alcaldes que habían sostenido el pulso a su favor. ¿Esta evidencia no indica nada?

La plataforma antirrefinería, grave error, concluyó en propuesta electoral en dos de los municipios, Villafranca de los Barros y Los Santos de Maimona, con lo que muchos de sus seguidores huyeron del tufillo político que aquello desprendía. IU desaparecía del escenario municipal y autonómico y el PP sufrió un duro castigo perdiendo casi el 50% de su representación municipal, que pasó a manos de las plataformas. O sea que la refinería no ha reportado ninguna merma electoral al PSOE ni a sus alcaldes, mientras que los movimientos “anti” se nutrían exclusivamente de la representación que perdía el Partido Popular. ¿Estaba muy alejado de la realidad Carlos Floriano? Los hechos son incontestables
y en democracia hay que aceptar lo que dice el electorado, aunque eso no nos obligue a renunciar a nuestros criterios.

Lectura aparte merece el tercer municipio en discordia: Fuente del Maestre, donde el Partido Popular ha subido de cinco a diez concejales, mientras que IU desaparece y el PSOE retrocede considerablemente, perdiendo la mitad de su representación. ¿En Fuente del Maestre ha triunfado el movimiento antirrefinería? En Fuente del Maestre ha triunfado la gestión, la eficacia y la cercanía de su alcalde. Allí el dilema no era refinería si o refinería no y aunque el alcalde no quiere refinería, además, ofertaba un abanico de realidades que sus vecinos han sabido valorar.

¿Y en el resto de Extremadura? Creo sinceramente que en Extremadura no ha tenido ninguna incidencia ni significación electoral el proyecto de la refinería. Es más, creo que sin la refinería Izquierda Unida habría logrado el 5% que la ha erradicado de la Asamblea y que, por tanto, el PSOE en lugar de subir habría bajado, sufriendo una merma que la refinería ha evitado.

¿Extremadura quiere la refinería? Desde luego el pasado 27 de mayo pudo evitarla y además de no hacerlo, fortaleció a los que la propugnan. Que cada uno saque sus conclusiones. Estas, posiblemente confundidas, son sólo las mías.

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