jueves, 28 de junio de 2007

Y Ferrera habló en el ruedo


El pasado verano, José Antonio Monago y yo, tuvimos un encuentro con Antonio Ferrera. El motivo era hacerle una especie de desagravio desde el Ayuntamiento pacense, por no haber estado presente en la feria de Badajoz. Durante la conversación, sentados en un tresillo, ví que a Ferrera se le manchaba el pantalón de sangre, a la altura del muslo interior derecho. Alarmado se lo indiqué, pero el torero no se inmutó y siguió hablando, sin prestar atención a la mancha que crecía camino de la rodilla: “¡Antonio, que estás sangrando!” “Bueno, no te preocupes que no es nada, que está controlado, es que ayer en Pamplona un toro me dio un agarrón y la herida está abierta para que drene”. Aquella cornada la había recibido encina de otras tres cornadas y la piel era tan inconsistente que necesitaba drenar y tiempo para cerrar. Cuando acabamos la conversación, Ferrera, cojeando levemente, se dirigió a su moto, se puso el casco y nos dijo adiós con una sonrisa, mientras aceleraba.

¿Están hechos los toreros de una materia especial? Yo creo que eso forma parte de la leyenda y la mejor evidencia es que la herida de Antonio sangraba como la de cualquiera, aunque las más de veinte cornadas que lleva tatuadas en la piel, lo hayan insensibilizado al dolor, que en él tiene una dimensión distinta. Ferrera tuvo que crecer rápido, lejos de las modorreras infantiles, al margen de mimos y carantoñas, porque le salió antes el torero que la barba. Está recibiendo cornalones desde los once años y a estas alturas tiene cierta familiaridad con los desgarros de su carne y tutea al peligro como algo consustancial a su trabajo. Creo que la materia especial de Antonio Ferrera no está en su carne sino en su cabeza. Allí dentro siempre hubo un torero y para llegar a enseñarlo tuvo que sufrir los dolores de muchos partos.

Ahora, ante la realidad esplendorosa de su arte, de su valor suicida y su maestría, son muchos los que buscan la comparación con los que llegan y ahí se pierden, porque en cada torero están también sus circunstancias y las de Antonio han sido escritas en rojo de sangre, pesares, sinsabores, ojerizas y soledades. Detrás de Ferrera sólo está Ferrera y eso es muy duro en un oficio empedrado de tanto alarde y tanta publicidad, aunque finalmente el toro pone a cada uno en su sitio. A sus veintinueve años, Ferrera, como todos los grandes matadores de la historia, sólo es comparable a Ferrera. ¿No forma parte de su tragedia que algunos lo hayan descubierto ahora, tras dos tardes memorables en las que ha enseñado su largo oficio de maestría y pundonor?

Antonio Ferrera ha hablado en el ruedo, que es el lugar donde hablan los toreros de casta. Allí, en el coso pacense su discurso, todavía, acaricia el graderío y no cesan los glosarios sobre su disposición, su forma de plantarle cara al toro, su par, sus pares y la ayuda que le presta su nervio y su alegría. Ahora sí, ahora no se le cuestiona y comienzan a ver en él más arte que tremendismo. Ferrera ha hablado y el auditorio ha salido convencido. Torero.

lunes, 25 de junio de 2007

Democracia burlada en Montijo


Sé que la liturgia y los procedimientos son importantes a la hora de administrar justicia y sé que los jueces, al menos en teoría, dictan sus resoluciones con una venda en los ojos para que ningún olor ni color distorsione sus determinaciones. O sea, que a pesar de todo y pese a llamarme Tomás, sigo siendo un crédulo del sistema. Todos hemos visto películas en las que un asesino, con irrefutables pruebas en su contra, sale con la sonrisa abierta del juzgado, porque el registro en su coche o en su domicilio no se ajustó al ciento por ciento a la norma establecida…¡Dura lex, sed lex, pero lo de Montijo…!

El electorado de Montijo, el pasado 27 de mayo, votó cumpliendo la liturgia, los plazos y procedimientos de rigor que exige la democracia y votó en conciencia y en libertad. ¡Y eso es lo importante! Errores posteriores en el recuento, sumando lo que no se debe sumar y alterando, queriendo o sin querer, la voluntad de los montijanos, no pueden prevalecer sobre la soberanía de un pueblo que uno a uno, depositó su determinación en una urna. Pero si además se reconoce esta evidencia y el propio sistema de garantias las asume en el fondo, las formas, los plazos y las pólizas no pueden entorpecer la determinación de un pueblo, porque si se sienta este precedente acabaremos cuestionando la Justicia y la democracia.

Si la Junta Electoral reconoce y alerta del error porque se habían añadido al escrutinio de Montijo el de Barbaño, si se reconoce que esto altera grave y decisivamente la voluntad del electorado, porque el salto de un concejal del PP al PSOE cambia el resultado final, si es evidente que lo esencial, que es la decisión suprema del electorado, no tiene objeción alguna ¿puede el TSJEx basarse en lo secundario para alterar la determinación democrática del electorado?

Yo creo que todo lo que dice el TSJEx es verdad, que se han incumplido los plazos, que se ha acudido a lugares erroneos, que no se ha pedido lo que procedia y hasta es posible que en el recurso hubiera un borrón, errores ortográficos, que el papel no fuera el correcto y que en el recurso había y expresiones poco certeras, pero ¿fue o no fue impecable la elección del pueblo de Montijo? Que me perdonen sus altas señorias pero a un lego como yo no le entra en la cabeza que al final un juez tenga la última palabra en democracia y que lo que ha decidio un pueblo, limpiamente y con todo rigor, quede aparcado porque un tribunal no sea capaz de valorar esta evidencia suprema y se ampare en los purismos procedimentales para darle la vuelta a la tortilla.

¿Tienen los montijanos que aceptar una decisión, muy lejos de las urnas, que va diametralmente en contra de lo que ellos han elegido? ¿Está democráticamente legitimado un alcalde que sale investido por semejante procedimiento? ¿Podemos cuestionar la coronación del Rey porque no llevaba calcetines negros? Perdonen, pero yo no me río.

domingo, 17 de junio de 2007

Vendedores y vendidos


Nada hay a la derecha del Partido Popular, nada hay a la izquierda del PSOE y nada hay entre el PSOE y el PP, que se reparten al alimón el espacio del centro. Mal asunto porque a la derecha del PP y a la izquierda del PSOE existe un electorado que exige su espacio y que a falta del mismo se decantan por “el mal menor”, que es votar lo más cercano. En España existe una izquierda comunista que se encuentra permanentemente vagando por el espacio electoral, sin encontrar un cobijo que la satisfaga, porque si finalmente el comunismo sirve para acabar permanentemente en la oreja del PSOE, para eso es mejor ir directamente a la oreja, sin intermediarios.

Izquierda Unida lleva mucho tiempo comportándose como una filial camuflada del PSOE y así es imposible que pueda ofertar parada y fonda a un electorado que desea una izquierda diferente, más imaginativa, más utópica, más rebelde, menos acomplejada y menos institucionalizada. Mientras mantenga IU el careto de Llamazares, con su apresurado entreguismo y relamiéndose de gusto por su proximidad al poder, toda la izquierda se refugiará en lo que Alfonso Guerra bautizó como “la casa común”, porque para ese viaje a parte alguna no se necesita alforja alguna.

¿Cómo se entiende que después de haber hecho una campaña aparentemente distinta y distante del PSOE, mostrándose “antitérmica”, “antirrefinería”, “antisistema” “antiretiro del presidente”, “antiave”, antiautovía y “antitodo”, al día siguiente se olviden todos los antis para acabar repartiéndose el poder, haciendo dejación de todos los “antis” e incluso amenazando con penas de expulsión a los que se resisten a sentarse a la mesa, a las pitanzas y a las tragaderas con los socialistas? El la pasada legislatura el único que se mostró comunista, distinto y distante, en la Asamblea de Extremadura fue Cristobal Guerrero, al que ahora quieren expulsar… ¿por comunista?

Con un Madrazo columpiándose plácidamente en el Gobierno Vasco y bendiciendo con sus patochadas las políticas del PNV, que está a la derecha de cualquier derecha, cómo se puede transmitir la sensación de que IU está por encima de las mamandurrias circunstanciales? ¿Dónde está la diferencia entre el comunista Llamazares y el ex comunista Pérez Garrido, ahora portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados? La diferencia más visible es que el último se muestra menos pesoista, menos sistema y menos zapatista que Llamazares.

Ahora, con la constitución de los ayuntamientos, se ha vuelto a reeditar la estrategia del entreguismo al PSOE, con el sofisma de que se hace “para que no llegue la derecha al poder”, pero ¿en qué quedamos? ¿No habían repetido durante toda la campaña electoral que el PSOE es la derecha, que ha hecho políticas de derecha y que tiene el mismo comportamiento que la derecha?

En fin, que aunque lo parezca no me alegro del bipartidismo que se está imponiendo, no me alegro de que haya desaparecido un centro equidistante y no me alegro de que IU, la gran promesa de Julio Anguita, ande dando palos de ciego y entregándose de forma efectiva a las políticas que en campaña electoral detecta. ¡Alguien debería comprarles una brújula!

jueves, 7 de junio de 2007

Elecciones y refinería


Creo que Carlos Floriano, la noche electoral y pese a lo azaroso del momento, supo sintetizar puntualmente lo que las urnas habían determinado: “Extremadura quiere la refinería”. Después han salido voces que pretenden puntualizar aquella manifestación, porque es verdad que las elecciones eran autonómicas y municipales y no un plebiscito sobre el proyecto de la refinería, pero también es verdad que el pulso contra el proyecto de la misma ha sido durante la pasada legislatura eje importante de la oposición y ariete principal contra la Junta y contra los alcaldes asentados en la zona de influencia, fundamentalmente Villafranca de los Barros.

Partió el conflicto desde la misma sesión de investidura de Ibarra, que metió en su discurso la morcilla de una refinería, comuflándola entre tantas y tantas promesas como una más entre las realizaciones de la legislatura que comenzaba. Ibarra, como suele, se apoderaba así de algo ajeno, ya que el proyecto que anunciaba, muy de pasada, era una iniciativa privada que había llegado a la Junta como una información de cortesía de los promotores, porque por aquel entonces nada había y nada se sabía de la refinería, salvo la intención de comenzar a dar los primeros pasos para estudiar su viabilidad. Como Ibarra no está programado para la rectificación ni para la prudencia, en lugar de dar un paso hacia atrás, montó una esperpéntica manifestación a favor de la misma, que él mismo encabezó seguido de todo el elenco institucional, barnizando así el proyecto de un carácter partidista que lo perjudicaba y ponía en evidencia. La manifestación fue un fracaso que ruborizó a los más pudorosos, pero con aquella fanfarronada, Ibarra colgaba en el pecho de la refinería la diana de todos los recelos y miradas, politizándola desde el principio y levantando en torno a ella un movimiento que, como se ha visto el pasado 27 de mayo, tenía más ruido que nueces. A eso se refería Carlos Floriano cuando afirmaba que “Extremadura quiere la refinería”.

Aquella afirmación, creo que acertada, no era renuncia ni rectificación de su criterio contra el proyecto, sino la constatación de la respuesta, silenciosa pero eficaz, que el electorado había depositado en las urnas. Hay que reconocerlo, la refinería, pese al ruido mediático, manifestaciones, jornadas, conferencias, publicaciones, pegatinas, trastores, aviones y estrategias miles, no había tenido ninguna incidencia en el criterio del electorado de Extremadura y, sobre todo en la zona de influencia directa, de alguna forma había sido plebiscitada, porque la oposición a la misma, PP, IU y colectivos sociales de distinto signo, había sido castigada, mientras que se fortalecía electoralmente a los alcaldes que habían sostenido el pulso a su favor. ¿Esta evidencia no indica nada?

La plataforma antirrefinería, grave error, concluyó en propuesta electoral en dos de los municipios, Villafranca de los Barros y Los Santos de Maimona, con lo que muchos de sus seguidores huyeron del tufillo político que aquello desprendía. IU desaparecía del escenario municipal y autonómico y el PP sufrió un duro castigo perdiendo casi el 50% de su representación municipal, que pasó a manos de las plataformas. O sea que la refinería no ha reportado ninguna merma electoral al PSOE ni a sus alcaldes, mientras que los movimientos “anti” se nutrían exclusivamente de la representación que perdía el Partido Popular. ¿Estaba muy alejado de la realidad Carlos Floriano? Los hechos son incontestables
y en democracia hay que aceptar lo que dice el electorado, aunque eso no nos obligue a renunciar a nuestros criterios.

Lectura aparte merece el tercer municipio en discordia: Fuente del Maestre, donde el Partido Popular ha subido de cinco a diez concejales, mientras que IU desaparece y el PSOE retrocede considerablemente, perdiendo la mitad de su representación. ¿En Fuente del Maestre ha triunfado el movimiento antirrefinería? En Fuente del Maestre ha triunfado la gestión, la eficacia y la cercanía de su alcalde. Allí el dilema no era refinería si o refinería no y aunque el alcalde no quiere refinería, además, ofertaba un abanico de realidades que sus vecinos han sabido valorar.

¿Y en el resto de Extremadura? Creo sinceramente que en Extremadura no ha tenido ninguna incidencia ni significación electoral el proyecto de la refinería. Es más, creo que sin la refinería Izquierda Unida habría logrado el 5% que la ha erradicado de la Asamblea y que, por tanto, el PSOE en lugar de subir habría bajado, sufriendo una merma que la refinería ha evitado.

¿Extremadura quiere la refinería? Desde luego el pasado 27 de mayo pudo evitarla y además de no hacerlo, fortaleció a los que la propugnan. Que cada uno saque sus conclusiones. Estas, posiblemente confundidas, son sólo las mías.

martes, 5 de junio de 2007

Cuando ruge la marabunta


Charlton Heston dio vida a un rico hacendado sudamericano, que se casó por poderes con una desconocida opuesta a él en todo. Las desavenencias en el matrimonio de conveniencia llevaba camino de la tragedia, pero la invasión de millones de hormigas que amenazaban con devastarlo todo, puso en ellos un punto de entendimiento, aparcando temporalmente las diferencias…

He recordado esta película durante la pasada campaña electoral porque en la misma se han visto las enormes diferencias conceptuales que existen entre el PSOE y parte de la militancia del PP. Dentro de los dos partidos existen “desmoquetados” que andan crujiendo los dientes por lo injusto de su situación, porque en política nadie acepta que se le aparte con una sonrisa y nadie entona el “fue bonito mientras duró”. Todo el que ha pisado moqueta se queda aferrado a ella porque, ya se sabe, “fuera hace mucho frío”. Pero el caso es que “cuando ruge la marabunta” y se vislumbra peligro inminente, en el PSOE saben aparcar las diferencias, porque el peligro está fuera, mientras que en el PP no faltan caines y francotiradores de sus propias filas, encargados de ensanchar las diferencias y ayudando a la marabunta en su avance devastador. Es una especie diabólica de “mientras peor, mejor” que sintetizó muy bien Pío Cabanillas; “Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”.

La retirada de Ibarra disparó las alarmas en el PSOE porque la nueva situación tras el “ibarrismo” no estaba controlada y ante temor de que el fuego arrasara la heredad, todos fueron a por mangueras y extintores, aparcando las diferencias hasta que pasara el peligro. Puede decirse que el rugido de la marabunta los unió, porque vieron con claridad que el mayor peligro eran las hormigas que avanzaban hacia ellos ¿Y en el PP? En el PP ha subido mucho “el espíritu de la colmena”, pero menos, porque persisten los individualismos y sufre en sus filas un cainismo tan zafio como trasnochado. Tiene un electorado fiel y una militancia ejerciente en la mayoría de sus afiliados, pero aunque sobren dedos en una mano para contarlos, subsisten los agazapados dispuestos a saltar, cuchillo en mano, para producir más sangría y ensanchar la herida.

Se sabe que son siempre los mismos y se sabe que van a aullar a la luna en periodos muy concretos, pero eso no evita que, aunque se repitan, repitan el daño que hacen, porque anclados en odios sarracenos y ambiciones de borgias, son incapaces de aparcar las diferencias en favor del colectivo. Un colectivo del que, paradogicamente, se sienten parte importante. Un colectivo que está al margen de intrigas, rencillas y duelos al amanecer y que lo que quiere es que su partido, el PP, avance, llegue y pueda gobernar.

El resultado más evidente es que el PSOE se crece en momentos de peligro y es capaz de superar sus propios miedos, mientras que el PP va siempre lastrado por el absurdo personalismo de los que hoy no son capaces de aportar nada que no sea el exabrupto y el salivazo contra los de sus propias filas. ¿Cómo se justifica que los que dicen querer tanto al PP se empleen con tanta devoción contra el PP y sus dirigentes, sus estrategias, sus resultados…? Ya sé que la subida de Vara, 6000 votos más que Ibarra, y que la estabilidad del PP, sumando un escaño más, tiene otros análisis y puede verse desde otros prismas, pero es evidente que en el PSOE, “cuando ruge la marabunta” se unen porque no ven otro peligro que la marabunta.


También es evidente que el PP tiene minas antipersonas en su propio suelo y que zizagueando para evitarlas se pierde mucho tiempo y se hace muy penosa la travesía. ¿Hasta cuando? Hasta que aprendan que la fuerza de la abeja está en la colmena y que hay que unirse cuando ruge la marabunta.

sábado, 2 de junio de 2007

Bipartidismo galopante


En la Asamblea de Extremadura llegaron a convivir cinco fuerzas políticas, PSOE, PP, CDS, IU y regionalistas de diverso signo y condición. Era un parlamento más plural y más ajustado a las diferentes sensibilidades ideológicas que en cada legislatura ha ido mermando a favor de un bipartidismo galopante. Por primera vez, después de 29 años de andadura democrática, incluyendo la preautonomía, el electorado impone un bipartidismo puro y duro en su Asamblea, que también impera en la mayoría de los municipios extremeños. En lo concerniente a Congreso y Senado, fue así desde el principio.

Lo sorprendente en esta ocasión ha sido la desaparición de IU, pese a que creo que han hecho la mejor campaña electoral y pese a que presentaban a un candidato, Victor Casco, bien cimentado ideológicamente y de reflejos dialécticos. Las razones y consecuencias de este “desastre sin paliativos” deberán analizarlas ellos mismos, pero creo que deben retroceder mucho en el tiempo para captarlas en su justa dimensión. IU ha enarbolado, incluso más que el propio PSOE, el miedo recurrente a “¡que viene la derecha!” y, a la vista está, eso ha aglutinado el voto útil en el PSOE, que ha sabido movilizarlo de forma tan efectiva que ha sumado a su grupo los tres escaños que tenía IU, perdiendo uno propio a favor del PP.

La política dispersa y un tanto errática llevada a cabo en la anterior legislatura, con guiñós permanentes de complicidad hacia el PSOE, puede ser también una de las causas de esta pérdida de apoyos electorales, pese a la seriedad y rigor de José Antonio Jiménez y pese al desparpajo parlamentario de Cristobal Guerrero. En las actas plenarias de la Asamblea pueden encontrarse contradiciones de grueso calibre, porque en ocasiones buscaban más algún acuerdo con el PSOE, que la esencia de sus propias propuestas. Era puro sarcasmo que acusaran al PP de oportunismo por coincidir con ellos en la oposición a la refineria, al mismo tiempo que buscaban, casi a la desesperada, algún titular de coincidencia con el PSOE.

Pero al margen de criterios y diferencias puntuales, la pérdida de la representación de IU no es una buena noticia para el parlamentarismo extremeño, que pierde con ella una voz en ocasiones singular, oportuna y necesaria, como contrapunto desde la izquierda al oportunismo y pragmatismo que impone el PSOE.

El electorado extremeño parece que no quiere paliativos y se ha decantado con rotundidad por que el PSOE siga gobernando por mayoría superabsoluta, sin necesidad de acuerdo alguno, y que sea el Partido Popular el único que pueda ejercer las labores de control y oposición parlamentaria. Pues cada uno a lo suyo, pero no es una buena noticia que IU haya dejado su espacio en la Asamblea de Extremadura.