viernes, 12 de enero de 2007

País de locos


¿Cómo verán desde fuera a un país que tras sufrir un atentado terrorista, convoca una manifestación contra el terrorismo, a la que deciden ir los terroristas y en la que no participan las víctimas del terrorismo? ¿Cómo verán desde fuera a un país que tras sufrir un atentado terrorista, en pleno proceso de diálogo del Gobierno con los terroristas, este exija a la oposición que se oponía al diálogo, que rectifique sus postulados y apoye al Gobierno para hacer un frente común contra el terrorismo? ¿Cómo verán desde fuera a un país que tras sufrir un atentado terrorista, con dos víctimas mortales, el presidente del Gobierno, por error, lapsos o idiocia permanente, tilde por tres veces consecutivas el atentado como “accidente mortal”?

Se dice que la política antiterrorista debe marcarla el Gobierno y que todos los partidos deben apoyarla sin fisuras, porque así se ha hecho siempre. En principio parece razonable, pero deja de serlo cuando el Gobierno se contradice permanentemente y cuando la contundencia de los hechos demuestra que está confundido, que está desorientado y que nos lleva a un precipicio porque sus pasteleos con los terroristas da razones al terrorismo para continuar con el terror, porque a más terror, a más muertos sobre la mesa, más mansedumbre por parte del Gobierno y más chulería y legitimidad para los propios terroristas.

A estas alturas, por penoso que pueda resultar, los terroristas se muestran más firmes y seguros que el propio Gobierno. Son ellos los que llevan la iniciativa, los que marcan los tiempos, denuncian supuestos incumplimientos, exigen respuestas, dan explicaciones públicas y, además, mantienen sus exigencias de siempre: autodeterminación del País Vasco, anexión de Navarra y libertad para los presos de ETA. ¿De qué incumplimientos hablan los terroristas? ¿Si ha habido acuerdos ocultos, difíciles de creer, cual o cuales de las tres exigencias no ha cumplido el Gobierno? De todos modos, el comunicado de ETA asumiendo la autoría del atentado de Barajas, deja muy claro que hay poco que negociar con la banda porque, una vez más, su planteamiento es muy simple: “ o el Gobierno de España se rinde, se arrepiente, rectifica y reconoce que llevamos razón, o en el otro platillo de la balanza ponemos la razón de las bombas y el tiro en la nuca” Ya sé que dicen más cosas, pero el resumen de toda su larga perorata es ese e incluso aún puede resumirse un poco más: “ETA tiene razón y España debe pedirle perdón por los sufrimientos causados a la banda”.

¿Hay que hacer seguidismo de los palos de ciego y bailar según la música que toca Zapatero? Al margen de la política, sus tomas y dacas, yo creo que nada de lo que está pasando es normal porque el que no parece muy normal es el propio Zapatero. Y esto, de verdad, de verdad, que lo creo en conciencia y sin que medie ideología o política alguna. El propio PSOE, que tiene gente de peso y seso, debería tomar la iniciativa para declarar su incapacidad. Zapatero no es normal.

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