miércoles, 2 de noviembre de 2005

Necedad o chapuza


Yo no creo que haya en Extremadura ni un sólo crédulo que acepte como buena la explicación, tardía y rocambolesca, del consejero de Agricultura, respecto a la compra de los 284 monitores TFT. Por no creer tampoco creo que haya nadie en el PSOE que sea capaz de digerir semejante trola, sin algún purgativo galáctico y desde luego no creo que lo acepte nadie de la Junta, sin reírse para adentro, como hacía el perro pulgoso de la tele. Es más, me pregunto qué pensará Ibarra de los procedimientos que usa su Gobierno, de su consejero de Agricultura y por dónde va a salir de éste enredo imbarnizable, capaz de salpicarlo a él y a toda la Junta, por el módico precio de 144.777´52 euros, porque lo cierto es que en el camino se han perdido ó regalado unos 15 millones de pesetas. Vayamos por partes, por si regurgitando el enredo logramos algo de luz, al margen de las infumables explicaciones del consejero. Unas explicaciones que nos obligan a elegir entre la necedad, la chapuza o algo peor.


En el DOE publica la adquisición, por parte de la consejería de Agricultura, de 284 monitores TFT, Samsung, de 17 pulgadas, por un importe de 509´72 euros la unidad. Como el precio pagado duplica el del mercado, se inician las indagaciones oportunas y resulta que la propia casa suministradora, APD, los mismos monitores por los que la Junta paga 509´72 euros, los vende a 255 euros. Se supone que cualquier negociador, que no esté completamente pirado, comprando 300 unidades lograría una rebaja considerable, pero resulta que la Junta, mientras más cantidad compra, más paga, llegando hasta el absurdo de duplicar el precio de la unidad y, además, para negocio tan ruinoso tiene que irse a Madrid, ninguneando al comercio de Extremadura.


¿No resulta extraño todo esto? Para la Junta no. La primera respuesta de la Junta fue esgrimir la legalidad de la compra, saliendo por peteneras e implícitamente, aceptando la necedad como premisa. Y he significado lo de “primera respuesta”, porque luego ha habido otra, todavía mas desternillante.


Cuando la Junta se ve cogida, porque la necedad no está reñida con la legalidad, hacen salir al consejero de Agricultura para que redondee el enredo, intentando justificar lo injustificable, aún al precio de, sin salir de la necedad, caer en las genuinas hazañas de Pepito Chapuzas. Resulta que como el precio pagado era desorbitado, la empresa suministradora, para compensar el desequilibrio y de tapadillo, ha regalado a la Junta 166 monitores, con lo que el tinglado ya queda compensado. Razona la Junta que si a los 284 monitores le sumamos el regalo, el asunto ya queda en tablas porque el resultado se ajusta al precio de mercado. ¡Ni en Uganda utilizan semejantes procedimientos!


¡Esto desprende un olor pestilente por todas partes, porque si se reconoce abuso en el precio, lo normal es devolver lo mal cobrado, el exceso, y no caer en regaletas bananeras. ¿Para qué quieren 450 monitores si sólo necesitan 284? ¿Por qué no dijeron lo del regalo en la primera respuesta?¿Cómo es posible que el regalo se comunicara a la Junta un día después de la denuncia pública? ¿Por qué se recurrió al excepcional procedimiento restringido, de adquisición directa, que evita la publicidad, el concurso o la subasta? ¿Para qué utilizar el Sistema de Adquisición Centralizada, que enreda todo el proceso, si lo más fácil, rápido y económico es acudir la tienda de la esquina? ¿Por qué se va la Junta de Extremadura fuera de Extremadura, menospreciando a los suministradores extremeños que pagan sus impuestos en Extremadura? ¿Es normal, como se ha dicho por parte de la Junta, este chalaneo? Cuando lo de las “vallas del paleto” se nos dijo que sí y ahora parece que lo ratifican.


Creo que para explicar todo esto, en principio inexplicable, no sirven las faenas de aliño y debe ser el propio Ibarra el que salga para aclarar el cotarro, para desautorizar al consejero de Agricultura o para ampararlo. Mientras tanto tendremos que elegir entre la necedad, la chapuza o algo peor. O las tres cosas a la vez.

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