martes, 10 de mayo de 2005

Así informa la SER


El título es de ficción, casi de coña, pero la ficción se acerca mucho a la realidad de lo ocurrido. Resulta que La SER, en uno de sus habituales alardes de pluralidad informativa, anunció la retransmisión en directo del debate conocido como “El estado de la Región”. Éste tenía dos partes bién diferenciadas. En la primera, jueves 16, Rodríguez Ibarra tenía un turno sin limitación de tiempo para exponer su criterio sobre la situación de Extremadura y bien que lo hizo porque estuvo dos horas y catorce minutos hablando. La SER lo retransmitió en directo y no escatimó opiniones favorables al discurso de su mejor cliente. Pero después, todos los medios recogieron la opinión de la oposición. Todos , menos la SER que desconecto con un “hasta mañana”. Pero ahí, a toda PRISA, acabó el debate para la cadena de Polanco.

El viernes 17 tocaba el turno a la oposición, para que, con limitación de tiempo, expusiera su criterio sobre Extremadura. Es decir, tocaba el turno del Partido Popular y a su presidente, Carlos Floriano, pero los oyentes de la SER no tuvieron oportunidad de escucharlo, porque para la cadena el debate empezó y terminó con la intervención de Ibarra. ¡Así es como algunos entienden la pluralidad informativa! ¿No es eso cercenar, amputar y silenciar el criterio que merece la oposición? ¿No es eso manipular a los oyentes para que solo tengan la visión del todopoderoso cliente? Claro, que hasta puede que el espacio “en directo” estuviera pagado por la Junta y así se entiende el “desconecta, que habla Floriano”. No es la primera vez que la Junta, con el dinero de todos, paga la presencia de Ibarra en los medios de comunicación y en la SER es casi una constante el favoritismo descarado de Ibarra y sus acólitos. La SER es la gran beneficiada de la tarta de la publicidad institucional y, de alguna forma, tiene que demostrar el favor recibido: silenciando a la oposición o, como suelen, atacándola directamente.

Eso es lo que hay. Esta es una prueba más del mangoneo mediático al que nos enfrentamos, con cadenas encadenadas por el poder. O por la pitanza que del poder se descuelga. Amén.

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